Una cosecha para después de los sesenta
La iniciativa involucra a 30 adultos mayores. Se desarrolla en una zona periférica de la ciudad
Queremosque participenyse integrenlosadultos mayores,noestánsolos, cuentanconnosotros.
Con ropa cómoda, un peinado desenfadado y una cantimplora en sus manos Nelly Morales vierte cuidadosamente agua en las plantas cada mañana. Para ella esta actividad ha cambiado su vida, por lo que le dedica su esfuerzo, tiempo y atención a este su nuevo estimulo para vivir . Con una gran sonrisa en su rostro menciona lo mucho que disfruta de la compañía de sus compañeros en los huertos de la fundación Caminando al Progreso. “Antes me sentía sola y decaída. Ahora río y converso mientras cuido a mis plantitas junto a mis amigas, es más, planté un árbol de limón en mi casa”, entre risas comenta Morales. habitantes de Guasmo norte.
Tomate, papaya, hortalizas, plantas medicinales, cebollines, hierbaluisa y flores son algunos de los frutos obtenidos de las plantaciones realizadas por los miembros de la fundación.
Jorge Enrique Chalén, representante legal de la institución, con orgullo menciona que perseguir este sueño no ha sido tarea fácil, ha requerido del trabajo en conjunto con los habitantes del sector y señala que “esta iniciativa fue creada tras palpar las necesidades de los adultos mayores”.
La psicóloga clínica Ivonne Rivas afirma que realizar esta actividad beneficia significativamente a este grupo de personas. “Regar mejora su motricidad, los relaja y los traslada a revivir momentos bonitos que han compartido con la naturaleza. Más que una terapia, acercar al adulto mayor a la naturaleza les da vida, regresándole la vitalidad y alegría”.
La fundación, que abre sus puertas gratuitamente a las personas interesadas en sumarse a esta iniciativa terapéutica, insta a otras comunidades a integrar esta actividad que brinda grandes beneficios en los usuarios.