Diario Expreso

Chile revisa las adopciones irregulare­s en la dictadura

Por miles, madres e hijos se buscan en las redes; 90 reencuentr­os ❚ El terror de la época contribuyó al silencio ❚ En hospitales se les decía que habían muerto

- PAULINA ABRAMOVICH ■ SANTIAGO DE CHILE / AFP

La justicia chilena comenzó a abrir una de las páginas más oscuras de la dictadura de Augusto Pinochet: la adopción irregular de miles de niños que fueron enviados al extranjero. Hoy, sus madres los buscan ayudadas por las redes sociales.

El 9 de julio de 1977, durante los años más cruentos de la dictadura (1973-1990), Margarita Escobar llegó a tener a su hija al hospital Paula Jaraquemad­a de Santiago. Alcanzó a ver a su bebé unos instantes antes de que se la llevaran.

Cuatro décadas después relata que durante horas nadie le dio informació­n sobre su hija y que cada tanto la inyectaban para mantenerla dormida. “Cada vez que despertaba volvía a preguntar por ella, hasta que una matrona me dijo: tu guagua (bebé) nació muerta”.

Pidió verla para darle un beso pero no la dejaron. Después de eso “nadie me dio ningún papel, me mandaron para la casa. No sé cómo llegué; estaba totalmente dopada”, recuerda.

En el mismo hospital, en febrero de 1985, María Orellana dio a luz a un niño que llamó Cristián. Pedía verlo, nadie le daba respuesta hasta que le informaron que había muerto. “Quédate con el recuerdo de tu guagüita, va a ser muy cruel que la veas”, recuerda que le dijeron.

Al igual que Margarita, a María tampoco le dieron ningún papel ni le entregaron el cuerpo. “No hay nada, es como si yo no hubiera pasado por ese hospital”, recuerda hoy, empeñada como otros miles de madres en encontrar a su hijo.

El juez especial Mario Carroza realiza desde enero una extensa investigac­ión sobre sustracció­n de menores, centrada en los años de la dictadura, aunque, ante nuevas denuncias, la amplió hasta 2000.

Si bien se ha descartado el secuestro de niños como método represivo, como sucedió en Argentina, se cree que las condicione­s de esa época facilitaro­n el actuar de grupos dedicados a “captar” niños para enviarlos al extranjero con fines económicos.

La modalidad se asemeja a la registrada en España, donde acaba de abrirse el primer juicio por un caso de bebés robados a sus madres para ser entregados a familias adoptivas, en una práctica que comenzó bajo la dictadura de Francisco Franco (1939-1975).

“Pareciera ser más bien una especie de asociación ilícita”, explica el abogado del Instituto Nacional de Derechos Humanos, Pablo Rivera.

Un rol protagónic­o lo jugaron asistentes sociales, religiosos, médicos o funcionari­os de municipios u hospitales, que detectaban a madres vulnerable­s -generalmen­te de escasos recursosy luego sustraían a los niños o lograban bajo engaños que fueran dados en adopción.

La vigencia hasta 1988 de una ley que permitía borrar los orígenes de las familias biológicas contribuyó a fomentar la práctica en un país sumido en esos años en el silencio y el temor, explica la historiado­ra Karen Alfaro.

Para Alfaro, la práctica se “inscribe también dentro de una lucha ideológica de la dictadura de Pinochet, un tipo de violencia social sobre los sectores más pobres”.

No hay registros de la cantidad de niños enviados al extranjero. Según datos oficiales, entre 1973 y 1987 se registraro­n 26.611 adopciones en Chile pero no se sabe cuántos fueron llevados al exterior.

Carroza ha logrado determinar que al menos 2.021 fueron adoptados en Suecia entre 1971 y 1992. Otros miles llegaron a Alemania, Francia, Italia, España, Holanda, Suiza, EE. UU., Uruguay y Perú. El valor pagado por cada niño equivalía a entre 3.000 y 5.000 dólares de hoy.

A medida que los primeros casos fueron haciéndose públicos, se formaron grupos de búsqueda en redes sociales y muchas se dieron cuenta de que miles compartían su experienci­a.

Uno de estos grupos es ‘Hijos y madres del silencio’, que reúne en Facebook a unas 3.000 personas: hijos que buscan su origen biológico y madres que quieren reencontra­rse con hijos arrebatado­s.

“Que se abran los archivos, las fichas de los hospitales, que se haga esto público para que la gente que está fuera de Chile se dé cuenta de que pudo ser una adopción ilegal”, clama Marisol Rodríguez, vocera de la agrupación. En tres años, el grupo ha logrado casi 90 reencuentr­os.

LA FRASE Alcancé a escuchar que era un varón; después me aplicaron una inyección y no supe más. MARÍA ORELLANA chilena, dio a luz en 1985 GENÉTICA

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CLAUDIO REYES / AFP Test. Josefina Sandoval y su esposo sostienen un tubo con saliva que será sometida a una prueba de ADN.

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