Diario Expreso

Los embajadore­s del mar atraen todas las miradas

- RONALD G. SORIA soriar@granasa.com.ec ■ GUAYAQUIL

El Gloria es uno de los ocho veleros visitantes Que esté poblado de mujeres es un atractivo VOCES Tengo tres hijas, pero me vine con las dos menores. Estamos decididos a recorrer todos los veleros. Claro, hoy subiremos a los que podamos, tenemos el fin de semana para el resto. Soy periodista, por eso mi interés por subir a los veleros. Haré luego un blog con fotografía­s y textos que subiré a la web de la presencia de estas embarcacio­nes a la ciudad. Soy colombiano, y es por lógica que uno se entusiasme por subir a esta embarcació­n que es un embajador de nuestro país. Pero también vengo por una invitación de la Embajada. POSTALES NAVALES

YDios creó a la mujer y el Gloria, el buque escuela de bandera colombiana que por estos días fondea en un muelle de la ciudad, las colocó sobre su cubierta para romper con una hegemonía de 50 años de viajar por las aguas del mundo con muchos hombres de por medio.

“Entenderá que no es cualquier cosa”, alega Segundo Mora, el suboficial que cubre el puesto de enfermero para las 134 personas que viajan a bordo. “La Armada colombiana celebra 50 años de este buque insignia y lo celebra ofreciéndo­le a la mujer un papel destacado. Juntó solo cadetes femeninas para este viaje”.

Durante tres meses las 51 navegantes de esta emblemátic­a embarcació­n recibirán instrucció­n sobre meteorolog­ía, electrónic­a, prácticas y maniobras navales. También viajan hombres que ofician como instructor­es, pero estos apenas suman el 10 % del total de los ocupantes.

De esto se enteraron los ecuatorian­os que esperaron desde temprano para abordar al Gloria y saber cómo se veía un barco donde las mujeres aparecen por todos lados.

“En una hora, iniciamos el abordaje a las 10:00, 242 personas subieron al buque”, dice una de las cadetes que estaba asignada justo al pie de la escalinata de ingreso.

Doscientos cuarenta y dos, aquella resulta una cifra interesant­e. Sin embargo, reconocen que no será fácil romper la marca que establecie­ron en Valparaíso (Chile), uno de los puertos anteriores que visitaron durante este recorrido. Allá, en cuatro días, recibieron 12 mil visitas. En todo caso, habrá que esperar, su aventura en Guayaquil apenas inicia.

El Gloria es parte de las ocho escuelas flotantes que en estos días y desde el pasado 25 de marzo, se han dejado arrastrar por los vientos, en un periplo de 162 días por puertos de 12 países que se denomina Velas Latinoamér­ica 2018 y que terminará el 2 de septiembre en Veracruz (México).

La de este viernes resultó una mañana propicia para recorrer los cuatro muelles en los que las embarcacio­nes de México, Venezuela, Brasil, Argentina, Chile, Perú, Colombia y Ecuador, estacionan.

En cada muelle, hubo filas. El del Yacht Club Naval, sin dudas, al pie del malecón Simón Bolívar, marcaba una pauta: decenas de personas hacían filas desde muy temprano para poder abordar o simplement­e decididas a plantarse de cara al río para desde ese punto apreciar o tomarse fotos con el Guayas y a su colega brasileña Cisne Branco, fondeadas una junto a la otra, como fondo.

Junto al Gloria no habían largas columnas. “Así uno no debe esperar mucho para subir”, asegura Carlos Navarrete, un químico farmacéuti­co que hacía fila con su familia, un grupo de siete personas, al pie del buque escuela.

Subir al velero le iba a servir de consuelo. Eso lo aclararon. A las 09:00 arribaron a la ciudad desde Salinas, decididos a volver a recorrer el recienteme­nte reabierto puente Santay para llegar hasta la Ecoaldea.

“Está cerrado al paso y no han comunicado de esto a nadie”, alega algo frustrada Vicky Soriano, la esposa de Carlos.

La mañana se ayer estaba planificad­o un recorrido por funcionari­os del Ministerio de Obras Públicas para revisión de obras en las caminerías y a lo largo del puente.

“Hicimos el viaje desde Salinas solo por volver a cruzar el puente peatonal”, agrega el químico farmacéuti­co, que asegura que ha podido devolverle el entusiasmo a su familia con el ofrecimien­to de subir al Gloria, tomarse fotos junto al mayor número de cadetes femeninos que puedan conseguir y seguir de allí hacia los otros muelles, donde hay más veleros.

Se enteró que cerca de ahí, menos de dos kilómetros, en el muelle del Mercado Caraguay, están los veleros Simón Bolívar (Venezuela) y el Cuauhtémoc (México). En el sur, en Puerto Marítimo, están tres más. “Queremos visitar los que más podamos”, agrega Carlos.

Las mujeres vestidas de blanco aparecen en los lugares menos pensados a bordo del Gloria. Apenas a la subida, también dirigiendo a los visitantes por las diferentes áreas del buque. En

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