Diario Expreso

La historia y tradición de la ciudad en una cafetería

La dulcería va por la cuarta generación de administra­dores familiares ❚ Ha sido el sitio preferido de artistas, futbolista­s y de expresiden­tes como Jaime Roldós

- JORGE MARTILLO ■ ESPECIAL PARA EXPRESO ◗

Todos los días, a las siete y media de la mañana, cuando los gallos han dejado de cantar, abre sus puertas La Palma, una de las más tradiciona­les dulcerías y cafeterías de Guayaquil.

La historia de La Palma me la cuenta Beatriz Costa, un día de entre semana cuando todas las mesas están copadas por una clientela que se deleita con jugos de frutas, diversos dulces y tazas de café filtrado.

La jornada es un entrar y salir de comensales. Unos arriban ansiosos. Otros parten satisfecho­s, llevando algunas delicias a casa. Saloneros que anotan los pedidos o llegan como equilibris­tas con la bandeja repleta a servir a las mesas de ansiosos clientes.

EL DETALLE La Palma. En el 2008 cumplió 100 años en poder de la familia Costa, la cual lleva cuatro generacion­es trabajando en la misma empresa.

Cuando la puerta de vidrio se abre, escapa el aire acondicion­ado e ingresa el caracterís­tico vapor cálido de Guayaquil. Unos usuarios se marchan felices y satisfecho­s. Otros llegan con caras de desear meterle el diente a una dulce ración de ‘borrachito­s’ y otra ración salada de pastelitos. ¿Quién en Guayaquil no ha ido alguna vez a La Palma?

Cuando la puerta se abre escapa el frío del aire acondicion­ado y entra el bullicio de la agitada calle Escobedo. Todo ese delicioso ir y venir se da ese lunes durante la transmisió­n de un partido del Mundial de Fútbol en Rusia.

Beatriz Costa, guayaquile­ña de 32 años e integrante de la cuarta generación de su fa- milia de la cual todos los jóvenes actualment­e trabajan en la cafetería principal y sus dos sucursales, todas propiedade­s de sus padres: Jaime, José Ramón y María de los Ángeles Costa, es quien me cuenta la trayectori­a de su familia y la cafetería.

Todo comenzó en 1901 cuando llegó a Guayaquil el catalán Martín Costa Carbo- nell, quien entró a trabajar como jefe pastelero en La Palma, propiedad del español Florencio Cabanas Pla.

Siete años después, en 1908, Costa adquirió la cafetería que funcionaba en otro local hasta que en 1951 un incendio destruyó dicha edificació­n. Entonces se trasladó al actual de Escobedo 1308, entre Luque y Vélez. En un inicio, la planta baja era la cafetería y el primer piso, la vivienda de los Costa.

Beatriz cuenta que en el lugar aún utilizan las antiguas recetas de cuando comenzaron en 1908 porque Martín Costa las transmitió a sus parientes y también a los trabajador­es. “Las recetas de antes no las modificamo­s, innovamos algunos productos, por ejemplo, dos nuevos desayunos: el light y el costeño, y cualquier bocadito cuesta treinta centavos”.

A mi pregunta de hasta cuándo funcionará la cafetería, responde: “Nuestro deseo es que La Palma sea para toda la vida, obviamente con la consigna de mantener la tradición que es lo que nos diferencia del resto”.

MEMORIAS

 ?? AMELIA ANDRADE / EXPRESO ?? Variedad. Uno de los saloneros de La Palma lleva a una mesa una bandeja con el pedido de los clientes.
AMELIA ANDRADE / EXPRESO Variedad. Uno de los saloneros de La Palma lleva a una mesa una bandeja con el pedido de los clientes.

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