LA OBRA PÚBLICA
EXPRESO cuantificó la presencia de empresas chinas en la ejecución de proyectos de infraestructura promovidos por el Gobierno en la última década: 19 compañías de ese país se reparten una torta de contratos que superan los $ 8.000 millones. En su mayoría, fueron mediante adjudicaciones directas, porque estaban atadas al financiamiento otorgado por China.
visto salpicadas en el último año por una pila de informes de Contraloría que apuntan a delitos económicos y que ponen en duda la gestión de Ecuador respecto a los recursos públicos que puso a trabajar mano a mano con su socio asiático. A eso se añaden las demandas relacionadas a las obras por conflictos laborales o ambientales.
Las estadísticas económicas que se manejan desde ambos bandos (público y privado) son lo suficientemente elevadas como para poner la lupa en quién, qué y cómo se cumple cada tarea. En ese análisis, EXPRESO presenta hoy la primera entrega de una serie de cinco reportajes que ahondan en la huella que ha dejado China en el país, sopesando tanto los aciertos como los reproches cosechados en Ecuador. Se ha consultado a empresas chinas del sector privado, cuya voz se verá reflejada en las próximas ediciones. Asimismo, se ha buscado a las que operan en el ámbito público y al embajador de China en Ecuador, Wang Yuling, sin haber obtenido respuesta hasta el cierre de esta edición.
De las 64 sucursales extranjeras que tienen compañías chinas en Ecuador, 19 de ellas constan en los registros de la contratación pública nacional. Esa casi veintena ha ejecutado proyectos por más de 8.000 millones de dólares, en su mayoría con adjudicaciones directas, ya que era una condición imprescindible para que el Gobierno asiático prestara dinero fresco al ecuatoriano. Así, el Ecuador de Rafael Correa recibió hasta 17.400 millones de dólares en financiamiento.
Pero además de sucursales, los registros de la Superintendencia de Compañías hablan de casi 2.000 firmas que tienen capital o accionistas de origen asiático hasta un monto de 32,4 millones de dólares. La inversión privada se remonta a 1938 y, coincidiendo con las zonas de mayor expansión económica nacional, su presencia es mayor en Pichincha, Guayas y El Oro. Eso sin incluir a las firmas que, oficialmente, constan como ecuatorianas pero que son legado de la presencia histórica china en Ecuador. Ahora, la influencia se percibe en la expansión de nuevas marcas en sectores hasta ahora reservados para gigantes europeos o estadounidenses, como las telecomunicaciones o la industria automotriz. Por eso, los representantes del gran socio comercial ecuatoriano esperan que la oportunidad frustrada por las alianzas públicas no le coma el terreno a la expansión del prestigio en el ámbito privado.