Diario Expreso

FALLECIMIE­NTO

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El día de su muerte, fue el torero José Flores, Cámara, quien le cerró los ojos a Manolete, el más grande de la historia.

Santa Marina era el barrio torero por excelencia de Córdoba. Allí, en la calle de Tomás Cabrera 2º A, nació el 4 de julio de 1917 Manuel Laureano Rodríguez Sánchez, con el tiempo apodado Manolete, como antes lo fuera su padre, también matador de toros.

Cinco años tenía Manolete cuando murió su padre sin dejar nada acomodada a la familia. Hijo, nieto, primo, amigo de toreros, tenía que ser torero. Lo daba la casta, el barrio y la necesidad. El flacucho chaval, serio y triste, acabó jugando al toro como los compañeros de la plaza de la Lagunilla (Córdoba).

En un herradero de la finca Lobatón se probó a los 12 años con unas becerras y no anduvo mal. De ahí saldrían los tentaderos, los festivales y algún que otro puntazo. Alternando con su primo Bebé Chico y la torera Juanita Cruz, debutó como novillero en Cabra el Domingo de Resurrecci­ón de 1931.

Durante un tiempo figuró en la parte seria de Los Califas, un espectácul­o cómico-taurinomus­ical cordobés. A la plaza de Tetuán de las Victorias en Madrid acude de novillero el 1 de marzo de 1933 con dos mexicanos y Varelito Chico. La crítica no echa las campanas al vuelo, pero deja ya constancia del sello que le acompañarí­a toda la vida: el de formidable estoqueado­r. Torea donde puede y el servicio militar se lo permite durante la guerra. Ha cuajado en novillero con estilo propio, y José Flores, Camará, se decide a apoderarle en 1939, año de su alternativ­a en Sevilla de manos de Manuel Jiménez Moreno fue la hora exacta en la que Manolete falleció en Linares, España, a los 30 años. ‘Chicuelo’, también matador de toros. Le faltan dos días para cumplir 22 años.

Marcial Lalanda le confirma como matador en Madrid en octubre del mismo año y allí comienza una fulgurante y cortísima carrera en la que cobró los más altos honorarios hasta entonces conocidos. Dos campañas hizo en América y llegó a ser el ídolo de México. El año 1946 no toreó en España. Al año siguiente triunfaría también en Madrid a cambio de una cornada.

La plasticida­d del toreo vertical de Manolete, unida a su entrega, le convirtier­on en un fenómeno de atracción nacional e internacio­nal. Con él se cumplía la gran profecía de Belmonte: “Saldrá un torero que toree bien el 90 % de los toros... “Quien llenó esa esperanza no consiguió pasar los 30 años, herido de muerte en Linares ahora hace medio siglo.

EL DATO 29/08/1947 05:07

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EL PAÍS Hecho. Manuel Rodríguez Sánchez, Manolete, es llevado en brazos tras la cogida que le causaría la muerte.

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