¿Está cercano el Programa con el FMI?
EDITORIAL
Después de negarlo en forma reiterativa, el ministro de Finanzas finalmente expresó que la posibilidad de tener un Programa con el Fondo Monetario Internacional está hoy más cercana que en el pasado inmediato. Es una admisión un poco cándida, pues se trata de un secreto a voces que, por razones de corrección y conveniencia política, ha debido ser mantenido bajo un velo de silencio. La realidad es que todos los caminos conducen hacia el FMI. Su “imprimátur” se requiere para abrir la llave de los créditos que permitan variar el perfil de la deuda, sustentar la balanza de pagos, y atender los requerimientos de pagos en los próximos años.
El Fondo, como todo acreedor, demanda condicionalidad para poder efectuar los desembolsos. El Gobierno deberá enfrentar de manera frontal la tara fiscal que produce el actual esquema de distribución interna de combustibles, el cual consume una tercera parte de los ingresos por exportaciones petroleras, aparte de los enormes requerimientos de capital de trabajo para financiar el ciclo de compras y ventas. Lo ha iniciado de manera tímida y poco efectiva, y el esfuerzo de poco servirá si se mantiene el aparato estatal que ahora hasta el propio titular de Senplades califica de insostenible. Más aún, hay serias dudas respecto de los procedimientos seguidos para la adquisición de los derivados, lo que tiene incidencia directa sobre las eventuales pérdidas del fisco en un negocio que no puede continuar en la forma como se lo conduce.
Además, se estaría contemplando la posibilidad de incrementar
Es una admisión un poco cándida, pues se trata de un secreto a voces que, por razones de corrección y conveniencia política, ha debido ser mantenido bajo un velo de silencio’.
el IVA. Esta medida es errada al punto que el anterior gobierno, cuya política económica ha sido denostada, utilizó dicha herramienta solamente frente a una emergencia nacional y estuvo vigente en forma temporal. El argumento de que la tasa es inferior a la prevalente en otros países carece de mérito pues el régimen monetario bajo la dolarización es rígido y la moneda de curso legal no está sujeta a devaluaciones y, en el caso ecuatoriano, convive con una economía donde los precios están en proceso deflacionario. Subir el IVA acentuaría la depresión económica y conspiraría contra la recuperación del aparato productivo.
Las autoridades deberán por lo tanto mirar profundamente a la reducción del gasto público: sobre el que mucho se dice, pero poco se actúa.