Ante las elecciones próximas
El tiempo vuela y estamos ‘ad portas’ de un nuevo evento electoral a celebrarse el 24 de marzo de 2019. En esta fecha los ecuatorianos elegiremos alcaldes, prefectos, viceprefectos, concejales urbanos, concejales rurales, vocales de las juntas parroquiales y siete consejeros del Cpccs. Se trata de un evento electoral para el cual la ciudadanía debe estar perfectamente motivada, para ayudar a la reinstitucionalización del país, que es una tarea de todos.
Quienes aspiren al voto popular deben reunir condiciones que hagan confiable la labor que van a desarrollar. Si bien es verdad que todos somos iguales ante la ley, no es menos cierto que no todos tenemos formación, educación o vocación para el servicio público. Uno de los fracasos de nuestra incipiente democracia es que, por defectos de las leyes electorales respectivas, el pueblo elige sin conocer a las personas que elige. Por esto se hace necesario que se intente en este país algo que hasta ahora no se ha hecho. Estas elecciones deben obligar a la sociedad ecuatoriana a que comprenda que ella es la única que puede salvarse a sí misma. No son los políticos, ni menos los politiqueros, quienes pueden cambiar al Ecuador. Y la sociedad lo podrá hacer cuando elija bien a sus representantes. Por esta razón debemos olvidarnos de los encantadores de serpientes, de los falsos revolucionarios, de los que ofrecen el oro y el moro, de los que dicen yo te ofrezco, busca quien te dé. Además, a los candidatos hay que exigirles que le digan al pueblo “cómo” van a solucionar los problemas que plantean en sus campañas electorales, para que luego,
Si bien es verdad que todos somos iguales ante la ley, no es menos cierto que no todos tenemos formación, educación o vocación para el servicio público’.
una vez que lleguen a las funciones para las que fueron elegidos, no sepan explicar a su electorado por qué no pudieron hacer lo que ofrecieron.
Los medios de comunicación colectiva y quienes tenemos el honor de conectarnos con el pueblo a través de una columna periodística debemos ser insistentes en exigirles a los candidatos que tengan otra manera de presentarse ante sus electores. Esto es lo que haremos desde esta columna, porque “la gota de agua taladra la roca”.