Entierros en masa tras la catástrofe en Indonesia
El Gobierno pide ayuda internacional y declara 14 días de emergencia
Voluntarios indonesios empezaron ayer a enterrar en una inmensa fosa común los cuerpos de las víctimas del sismo y el tsunami que golpearon la isla de Célebes, donde la ONU estima que 191.000 personas necesitan ayuda urgente.
La catástrofe causó al menos 844 muertos y 59.000 desplazados, según un balance de ayer de la agencia de gestión de desastres y el Gobierno. Las autoridades temen que el balance final sea mucho más alto, pues gran parte de la región afectada sigue siendo inaccesible.
Decenas de agencias humanitarias y de oenegés se brindaron para dar asistencia al país, pero el envío de ayuda a la zona resulta complicado porque numerosas carreteras están cortadas y los aeropuertos dañados.
Oxfam “prevé aportar ayuda a, potencialmente, 100.000 personas”, en especial alimentos instantáneos, equipos de purificación del agua y tiendas, indicó Ancilla Bere, una responsable de esa oenegé en Indonesia.
Pero “el acceso es un gran problema”, destacó el director del programa de Save The Children, Tom Howells. “Las organizaciones de ayuda y las autoridades locales se esfuerzan por alcanzar varias comunidades alrededor de Donggala, donde se prevé que habrá grandes daños materiales y posibles pérdidas de vidas humanas a gran escala”, explicó.
En Poboya, en las colinas que rodean Palu, voluntarios empezaron a enterrar a las víctimas en una gigantesca fosa común, con capacidad para 1.300 cuerpos. Tres camiones cargados de cadáveres envueltos en fundas llegaron al lugar. Uno por uno fueron colocados en la fosa y recubiertos de tierra.
En un primer momento, las autoridades agruparon los cuerpos en morgues improvisadas para poder identificarlos, pero ante el riesgo sanitario decidieron realizar entierros masivos. Muchos habitantes siguen buscando a sus allegados, desaparecidos, en los hospitales o en las morgues improvisadas.
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