Merecidas condecoraciones
La Asamblea Nacional sesionó en Guayaquil el 9 de octubre para realzar con su presencia la conmemoración de los 198 años de la independencia de nuestra ciudad. Uno de los números sobresalientes de esta memorable sesión fue la imposición de las condecoraciones Matilde Hidalgo de Procel Al Mérito Cultural, a la distinguida periodista e historiadora señora Jenny Estrada Ruiz, y Doctor Vicente Rocafuerte, al político, periodista y exalcalde de Guayaquil, Dr. Francisco Huerta Montalvo. En momentos tan difíciles como los que vive nuestra sociedad que eleva a la calidad de altos valores a la mediocridad y a la improvisación, es significativo que el llamado primer poder del Estado, que intenta recuperar el prestigio que tuvo en épocas pasadas, otorgara tan altas condecoraciones a dos exponentes de la cultura, del civismo, y de un alto espíritu de amor para la patria.
Jenny Estrada Ruiz, es una historiadora de reconocido prestigio nacional e internacional. Fue la primera mujer que tuvo una columna periodística en diario El Universo de Guayaquil, con el nombre de La opinión femenina, bajo el pseudónimo de María Ignacia. Sus obras sirven para mantener latente el espíritu de solidaridad entre los seres humanos. En la actualidad dirige el Museo de la Música Popular Julio Jaramillo, que tiene por objeto robustecer los valores y virtudes de la Perla del Pacífico. Es un sitio en donde se rinde culto a la música ecuatoriana.
Francisco Huerta Montalvo es un político que se ha proyectado en la vida nacional con luz propia y sin claudicaciones de ninguna
Desde esta columna, mis modestas pero sinceras felicitaciones a Jenny y a Pancho, entrañables amigos, ejemplos de honestidad y de grandes virtudes cívicas’.
clase. Fue alcalde de Guayaquil a la edad de 30 años, permanente luchador contra las dictaduras civiles y militares. A estas cualidades suyas se agrega la de ser un periodista cuya pluma fustiga y lacera a los enemigos de la democracia y levanta el espíritu a los amantes de la libertad.
Bien merecidas las dos condecoraciones. Desde esta columna, mis modestas pero sinceras felicitaciones a Jenny y a Pancho, entrañables amigos, ejemplos de honestidad y de grandes virtudes cívicas.