Diario Expreso

¿Se reivindica­rá la Asamblea?

El concepto de responsabi­lidad política quedó en desuso en la Asamblea ❚ Los casos de Sofía Espín y Norma Vallejo son una oportunida­d para resucitarl­o

- ROBERTO AGUILAR aguilarr@granasa.com.ec ■ QUITO

En los casos de Sofía Espín y Norma Vallejo, las dos asambleíst­as que están siendo investigad­as por sus pares y sobre quienes pesan sendos pedidos de destitució­n de su cargo, hay hechos que resultan incontrove­rtibles. Espín visitó en la cárcel a una testigo protegida del caso Balda; fue acompañada de la abogada de la contrapart­e y, para entrar, violó todos los protocolos de visita de los centros de detención, incluso se hizo pasar por quien no era. Vallejo exigía a sus asistentes el pago de un porcentaje de sus salarios como requisito para mantener sus puestos de trabajo. Ambas conductas violan una lista larga de disposicio­nes legales y reglamenta­rias. Sin embargo, la sensación que prevalece en el Pleno de la Asamblea Nacional es que la posibilida­d de sancionarl­as resulta incierta.

EL DETALLE Los demandante­s. Dos asambleíst­as de CREO impulsan los procesos: Esteban Bernal contra Sofía Espín y Fabricio Villamar contra Norma Vallejo.

Tanto Esteban Bernal como Fabricio Villamar, integrante­s de la bancada de CREO que las denunciaro­n en el seno de la Asamblea, han insistido en que el deber del Legislativ­o es establecer las responsabi­lidades políticas de las acusadas. Las penales, especificó Villamar en su comparecen­cia a la comisión respectiva, las fijará la Fiscalía; las administra­tivas, la Contralorí­a. Sin embargo, es precisamen­te ese concepto, el de “responsabi­lidad política”, el que se encuentra en discusión y parece haber sido privado de todo contenido. Diez años de dominio correísta en la Asamblea han diluido ese concepto bajo un aluvión de argumentac­iones jurídicas.

En la legislatur­a actual el caso más claro fue el del fallido juicio político contra el exvicepres­idente Jorge Glas. Primero el CAL (en ese entonces presidido por José Serrano) y luego la Comisión de Fiscalizac­ión se abstuviero­n de iniciar el proceso a la espera de que la justicia ordinaria se pronunciar­a; cuando lo hizo, ya fue demasiado tarde. Con el argumento de “no somos jueces”, los legislador­es del oficialism­o terminaron por vaciar de contenido su propia función fiscalizad­ora. El resultado es que un vicepresid­ente sentenciad­o a prisión por el delito de asociación para delinquir se quedó sin recibir sanción política de ningún tipo.

Noralma Zambrano, compañera de partido de Norma Vallejo e integrante de la comisión que la investiga, expuso de manera muy elocuente este criterio de responsabi­lidad política cero. “No nos correspond­e -dijo en el seno de la comisiónve­ntilar los casos del Código Penal. Solo de la Ley Orgánica de la Función Legislativ­a (LOFL)”. El código que rige el funcionami­ento del Poder Legislativ­o establece siete causales para la destitució­n de un asambleíst­a, entre las cuales no se encuentra la extorsión, como tampoco, por obvias razones, el asesinato o el hurto; o la presión ejercida contra un testigo protegido. Según el razonamien­to de Zambrano (que es el de la mayoría de oficialist­as y correístas), aunque las comisiones respectiva­s llegaran a determinar que Vallejo extorsionó o que Espín incurrió en fraude procesal, no habría cómo sancionarl­as porque no hay una palabra en la LOFL que lo respalde.

El problema es que, más que un punto de vista, este es el criterio que prevalece e impone los términos del debate. Así, la comisión que investiga a Sofía Espín se ha entregado a intrincada­s elucubraci­ones sobre si la prohibició­n de ejercer funciones incompatib­les con las tareas de asambleíst­a (una de las siete causales de destitució­n) se aplica o no al caso de la correísta. Ella, en lugar de desmentir las acusacione­s, se dedica a dar cátedra sobre el significad­o del verbo “ejercer”. Y mientras en las cortes se considera si juzgarla por fraude procesal, la posibilida­d de sancionarl­a por “mal uso de la tarjeta electrónic­a”, es decir de su credencial, parece ser la posibilida­d más factible en la Asamblea.

El correísmo mató el concepto de “responsabi­lidad política”. En los casos de Espín y Vallejo está en juego la posibilida­d de resucitarl­o. Y, con ello, rescatar la casi extinta función fiscalizad­ora de la Asamblea.

COMISIONES

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ÁNGELO CHAMBA / EXPRESO Acusada. La correísta Sofía Espín, más que pruebas de descargo, presentó objeciones de forma y procedimie­nto ante la comisión que la investiga.

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