Australia pide perdón a las víctimas de pederastia
El primer ministro Scott Morrison dirigió una disculpa nacional por 8.000 casos de abusos sexuales ❚ No satisface a todos
Es poco común que un primer ministro pida disculpas en nombre de todo un país. En la historia de Australia solo ha ocurrido dos veces, y la segunda la pronunció ayer Scott Morrison, el actual mandatario del país oceánico. Morrison dirigió un mensaje a la nación para pedir perdón a las víctimas de abuso sexual y a sus familias. La disculpa institucional llega después de una investigación de cinco años que sacó a la luz más de 8.000 casos ocurridos, en su mayoría, en centros infantiles regidos por religiosos o por el Estado.
“Hoy, como nación, hacemos frente a nuestro fracaso por no haber escuchado, creído ni ofrecido justicia”, lamentó Morrison en la capital del país, Canberra, ante 800 víctimas y familiares, algunos de los cuales rompieron a llorar durante su discurso. “Pedimos perdón. A los niños a los que fallamos. A los padres cuya confianza quedó traicionada y que han luchado para reparar el daño. Perdón”, enfatizó el dirigente.
LA FRASE Si piensan que pidiendo perdón el problema se acaba, no es así. Queda mucho por hacer. TONY WARDLEY, una de las víctimas
Morrison remarcó que “los crímenes de abuso sexual ocurrieron en escuelas, iglesias, grupos juveniles, en los ‘scouts’, orfanatos, casas de acogida, clubes deportivos, grupos particulares, de caridad y casas de familia” y estos sucedieron “día tras día, semana tras semana, mes tras mes, década tras década”.
Estas disculpas se dan después de que la comisión gubernamental creada en 2012 para investigar la respuesta de las instituciones a los abusos contra menores emitiera en diciembre pasado un informe con más de 400 recomendaciones, de las cuales 122 fueron para el Gobierno.
En 2008 el primer ministro de entonces, Kevin Rudd, pronunció otro discurso de perdón nacional. Entonces fue a los indígenas australianos, por las políticas de asimilación que arrancaron de sus familias a bebés aborígenes para entregarlos a padres blancos.
El primer ministro Morrison se ha comprometido a mejorar la vigilancia para evitar futuros casos, pero eso no ha acallado las críticas de algunas víctimas. Es el caso de Tony Wardley, que sufrió abusos en los años 80: “Si piensan que pidiendo perdón el problema va a acabarse, no es así. Queda mucho por hacer”, ha declarado a una cadena de televisión.
“Ha sido algo muy intenso, mucho, estar presente en la sala”, confesó Graeme, otra de las víctimas. “Miré a mi alrededor y pensé para mí: No hay otro lugar con más gente fuerte en todo el país”. “Me siento orgulloso de ser una víctima y de todas las víctimas”, añadió.
El Estado australiano ha indemnizado a algunas víctimas con hasta 92.000 euros. El Gobierno, en manos de conservadores, no ha decidido todavía si adoptará algunas medidas que emanan de la investigación, como exigir a los curas católicos que informen de los casos de abusos que escuchen en confesión. La conferencia episcopal australiana declaró el pasado junio que no cumplirá esa legislación estatal en caso de aprobarse.
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