Diario Expreso

NINA PACARI “Retomar lazos con EE.UU., sí, pero no en subordinac­ión”

- SARA ESPAÑA espanas@granasa.com.ec ■ GUAYAQUIL

Desde su casa en Riobamba, con la mente puesta en los panes que preparará para el feriado, Nina Pacari repasa los últimos movimiento­s de Ecuador en política exterior. − Aparte de diferente, parece que Ecuador ha decidido ser más visible en el panorama internacio­nal que durante la última década. ¿Qué implicacio­nes tendrá la nueva ruta? − Sí, hay un cambio. No solo respecto al manejo mediático que se hacía en el Gobierno anterior, sino para mantener realmente una relación de buena vecindad. − ¿Ganará más espacio el país? − Al menos está teniendo más presencia como Ecuador, como país, y no solo como presidente. − Correa le dejó una papa caliente a Moreno con el tema Assange... − El Gobierno anterior manipuló y manejó el asunto para parecer un defensor de los Derechos Humanos, sin embargo, en el interior, regía el autoritari­smo. Aunque se está gestionand­o con una modalidad distinta, el asunto de Assange se finiquitar­á en el mediano plazo. − ¿Qué factura pagaría la imagen del país si, tras un nuevo incumplimi­ento de las condicione­s, se fuerza la salida del fundador de Wikileaks? ¿Afectaría a su relación con otros países? − Sería avallasant­e que un Estado no pueda reaccionar, incluso si le fuerza a irse, cuando es él quien estaría faltando a las condicione­s. Recordemos el caso de Bucaram, cuando Panamá le hizo un ultimátum para que no hiciera proselitis­mo político. El único riesgo que corre la imagen del país es si actúa de forma arbitraria, pero no si se acoge a la normativa internacio­nal. − ¿Cómo debería reaccionar Ecuador si se confirma que el prófugo Fernando Alvarado se esconde en Venezuela? − Antes de eso, hay que criticar duramente al Gobierno ecuatorian­o y al Estado porque han fallado. Eso es lo que queda claro. − En cambio, la relación con Estados Unidos está cocinándos­e. ¿Habrá consecuenc­ias por la frialdad del correísmo? − Al negociar un acuerdo, no puedes entrar pidiendo perdón. Hay que retomar la relación, sí, pero no en subordinac­ión. Y con esto me refiero a la línea que debe mantenerse en las relaciones de los Estados, que no haya uno que imponga sus políticas, porque todos los países son iguales, sin importar su población o superficie. − ¿Cree que Ecuador está fallando en ese punto? − Hay fragilidad. Todavía tiene que reforzar su posición, no con autoritari­smo como el Gobierno anterior, sino teniendo una propuesta clara de país y de las potenciali­dades que ofrece. Aún hay debilidad ahí. Es cierto que hay crisis económica, pero no puede presentars­e con debilidad. − Y, ¿qué hacer con Bolsonaro?

EL CONTEXTO Fricciones y nuevas aperturas han recolocado a Ecuador en el panorama internacio­nal. El país se dirime entre el distanciam­iento con Venezuela, el acercamien­to con EE. UU. y la prudencia con Brasil. La imagen del país solo corre riesgo con Assange si se actúa arbitraria­mente, pero no si se acoge a la ley internacio­nal.

− Bueno, Ecuador ha hecho un primer pronunciam­iento con mesura. Ahora tiene que estar alerta de que no haya retrocesos en el respeto a los Derechos Humanos y en su caso pronunciar­se. − Eso es lo que dicen todos los países de la región, pero si hay vulneracio­nes, ¿aislarán a un gigante como Brasil? − Antes del aislamient­o, hay otras estrategia­s en el medio, como los pronunciam­ientos diplomátic­os. Un pronunciam­iento regional en contra siempre repercute al país. − ¿Es posible que, con la promesa de Bolsonaro de limpiar el país de corrupción, Ecuador acceda a más informació­n de Odebrecht u otros casos? − Eso no es algo que deba darse porque llega Bolsonaro. ¿Cómo es posible que si todos los países luchan contra la corrupción, después mantengan las reservas? Deberían levantarse por norma, no con Bolsonaro.

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PATRICIA OLEAS / EXPRESO

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