Simone Biles, oro por dentro y por fuera
La gimnasta estadounidense, campeona olímpica y dueña de 4 cetros mundiales, suma 13 preseas doradas en gestas ecuménicas Desde pequeña yo hojeaba revistas de gimnasia y me imaginaba siendo tan buena como esas niñas que veía saltando. EL DETALLE Nivel. Simone Biles cumplió con los pronósticos y se alzó con la medalla de oro, tras firmar unos espectaculares 15.366 puntos. PARA SABER
Es difícil pensar en un deportista que domine su especialidad de la forma que lo hace Simone Biles desde que debutó hace cinco años en unos Mundiales de gimnasia. Ni siquiera Michael Phelps o Usain Bolt, con los que la gimnasta estadounidense compartió gloria en los Olímpicos de Río hace dos años, extendieron su dominio de la forma en que lo está haciendo la estadounidense.
La reina incontestable de la disciplina logró ayer el título en salto de potro, consiguiendo a sus 21 años su 13º oro mundial, y la plata en barras asimétricas, en Doha. Supera en el ranking histórico de títulos a la canadiense Shallon Olsen y a la mexicana Alexa Moreno. Vigente campeona olímpica de salto de potro, es el primer título mundial de Biles en esta especialidad.
Al día siguiente de su cuarto título mundial en el concurso general, un récord, Biles sigue por lo alto. Es que sencillamente lo tiene todo. Un programa imposible para cualquier otra gimnasta del mundo, una seguridad en sí misma que asombra y un liderazgo y un carisma que la convierten en una de las grandes estrellas del deporte mundial, como ya demostrara en Río.
De regreso de un año sabático tras su espectacular competición olímpica (cuatro oros y un bronce) y tras una clasificación extraordinaria en Doha (Catar) el pasado sábado a pesar de haber pasado poco antes por urgencias por una piedra en el riñón, la estadounidense brilla.
Desde que se diera a conocer al mundo en Río de Janeiro, todo ha cambiado para Biles. En su vida y en su forma de hacer gimnasia. Es una chica de 21 años que, a juzgar por sus redes sociales, no es muy diferente a cualquiera de su edad: sale de fiesta, viaja con su novio, posa en bañador. Pero también es una de centenares de supervivientes de los abusos sexuales de Larry Nassar (el médico encarcelado de por vida que trabajó durante décadas para la Federación Estadounidense de Gimnasia), algo que hizo público a principios de este año.
Para entonces ya había vuelto a entrenar tras su elegido descanso posolímpico en el gimnasio que le construyó su familia en Spring (Texas). Pero en lugar
de hacerlo con Aimee Boorman, su entrenadora desde los seis años y con la que mantiene una estupenda relación, escogió al francés Laurent Landi y a su mujer Cecile Canqueteau, ambos exgimnastas afincados desde hace años en Texas. El objetivo es llegar a Tokio 2020 con la motivación y la capacidad competitiva intactas, porque la facilidad para este deporte se le presupone.
Con ellos ha mejorado su programa. Sus ejercicios en los cuatro aparatos son mucho más complejos. Incluso en las paralelas, su punto débil, ha introducido nuevos enlaces y se aprecia una técnica más depurada. “Simone es muy especial y es una suerte vivir esto como entrenador porque es una experiencia totalmente diferente”, ha dicho Landi a la Federación Internacional. “Campeones como ella solo aparecen una vez en cien años”.