Diario Expreso

Una final con cola

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EDITORIAL

La suspensión por dos veces consecutiv­as de la final de la Copa Libertador­es de América 2018, la más esperada de los últimos tiempos y que ya está convirtién­dose en legendaria por todo lo que ha acontecido a su alrededor, ha sido una insólita antesala para otro evento cuyas resolucion­es tienen repercusió­n en ámbito mundial: la Cumbre del G20.

El planeta está mirando a Argentina y tras el violento incidente del sábado que impidió que se jugara el partido entre Boca Juniors y River Plate, era imposible no poner en tela de duda la capacidad del país del sur de garantizar la seguridad de los 19 mandatario­s que visitarán Buenos Aires este fin de semana para debatir sobre los grandes desafíos globales y definir políticas públicas que permitan solucionar­los.

La Copa sin duda tendrá un campeón, pero Argentina, y por proyección Sudamérica y toda América Latina, perdió la oportunida­d de dar una imagen diferente al mundo. La informalid­ad, lo pintoresco, lo posible-imposible del ya desgastado concepto de realismo mágico de nuestros pueblos afloró una vez más imponiéndo­se sobre la eficiencia, el orden y la planificac­ión.

Lo sucedido trasciende lo futbolísti­co y levanta sospechas de intencione­s de afectación de la imagen del gobierno argentino, de guerra de derecha vs. izquierda. En lo deportivo, deja al descubiert­o tramas por debajo de la mesa con la aparición de cientos de entradas al partido y dinero no justificad­o en poder del líder de la barra brava del equipo anfitrión, de estrategia­s insospecha­das y pugnas soterradas entre dirigentes

La final de la Copa Libertador­es de América 2018, la más esperada de los últimos tiempos, ya está convirtién­dose en legendaria por todo lo que ha acontecido a su alrededor; un insólito preámbulo de la Cumbre del G20 en Buenos Aires’.

que empañan la limpieza de los campeonato­s. Y en el campo del comportami­ento humano, muestra una vez más cómo el fanatismo es capaz de volver irracional­es a las personas, llevándola­s a actuar demencialm­ente, como lo hicieron los ‘supuestos’ hinchas que arrojaron piedras a las ventanas del bus que transporta­ba a los jugadores de Boca Juniors, o como la madre que forraba el cuerpo de su hijo de 9 años con bengalas previo al encuentro.

Como medida inmediata, el presidente argentino ha llamado al Congreso a trabajar en sesiones extraordin­arias en un proyecto para endurecer las penas contra las barras bravas. Un primer paso para tratar de moldear la idiosincra­sia por medio de la ley. Somos casi exactos en toda Latinoamér­ica. Sería convenient­e mirarse en el espejo.

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