PERISCOPIO
RAFAEL Vicente que, al igual que sus partidarios enredados en problemas de corrupción, lavado de dólares, concusión y otros pecadillos tan a la moda, también se declaró “perseguido político”, se sentirá ahora satisfecho y optimista (a lo mejor hasta los belgas, a diferencia de los uruguayos frente a Alan García, también los “asilan” generosamente) por la respuesta negativa de la Interpol al pedido de la justicia ecuatoriana de que lo remitan de regreso al Ecuador para aplicarle la “dura lex set lex”, por el “caso Balda”, para comenzar. EN medio de todo este movido ‘affaire’ de la última semana, Lenín viaja al milenario país oriental, se supone no solo con los objetivos de confirmar las buenas relaciones que hemos venido manteniendo con los descendientes de Buda y de Mao, sino también para poner las cosas en claro con los compromisos que se adquirió con grandes empresas chinas que han tenido consecuencias fallidas en el Ecuador. Tales los casos de los radares y los fusiles inservibles que nos enviaron, así como las escuelas del milenio y las hidroeléctricas mal construidas, con el ejemplo mayor de la Coca-codo Sinclair. ¿Logrará una indemnización o una reparación? EN la embajada ecuatoriana en la “city”, con el cambio de embajador, luego de que se puso de patitas en la calle al anterior diplomático el mismo día que se dio la crisis integral de gabinete, tras las duras declaraciones de Lenín, Julián Assange podría dar por terminada la hospitalidad que le dimos por más de 6 años. Y “que le vaya bonito” (para usar la frase correísta, ya que siempre algo queda de lo anterior por muy malo que sea), aunque no se sabe aún cuál será la decisión del australiano que no quiere caer en manos de los ingleses que lo podrían mandar a la Yoni.