Diario Expreso

Problemas vicepresid­enciales

- HANS-WERNER SINN. ✑ FERNANDO CAZÓN VERA cazonf@granasa.com.ec

La Vicepresid­encia de la República es un cargo que convierte al segundo ciudadano del país en “conspirado­r permanente con sueldo del Estado”, de acuerdo a la tan conocida expresión del doctor Velasco Ibarra. El cargo ha sufrido algunas variantes y ha servido para que ciertos ciudadanos lleguen al poder no precisamen­te por el mandato de la ‘dura lex, sed lex’. También tal cargo recibió el calificati­vo de “serrucho”, luego del “taurazo”, en épocas febrescord­eristas. Recordemos que hace algunas décadas el “vice” era el titular nato de la función Legislativ­a, con figuras como Abel Gilbert Pontón o Francisco Illingwort­h Icaza, quienes tuvieron un aceptable desempeño dirigiendo las sesiones de lo que entonces tenía el nombre de Congreso (con dos cámaras), ya que como Asamblea se conocía al poder Legislativ­o cuando este se tenía que hacer cargo de derogar o hacerle remiendos a la Constituci­ón, la cual quedaba siempre inservible luego de algún golpe de Estado.

Ciertos vicepresid­entes, como ya lo anotamos, tuvieron la suerte de llegar al principal sillón de Carondelet por el fallecimie­nto del primer mandatario, como ocurrió con Osvaldo Hurtado tras el accidente aéreo que segó la vida de Jaime Roldós. Y otros alcanzaron el mando por la caída de gobernante­s que afrontaron graves situacione­s en su contra (Velasco, Mahuad, Gutiérrez, etc.), y hasta los que precisaron de una maniobra política para ocupar el sillón que le debía ser ajeno, como ocurrió tras haber declarado la legislatur­a “falto de juicio” a Abdalá. Luego de haberlo enviado a Panamá, con un exilio de dos décadas, la vicepresid­enta Rosalía solo se encargó del poder por uno o dos días y ‘Cinturita’ Fabián Alarcón se hizo con la banda presidenci­al. Carlos Julio pasó de la cárcel (a la que llegó por razones políticas) al sillón de Carondelet.

Este uso de nuestra memoria, a veces de hormiga, viene al caso con lo que acaba de ocurrir con la renuncia de doña María Alejandra Vicuña a una vicepresid­encia a la que llegó no por haber sido binomio de Lenín sino por el problema judicial que le cayó encima al elegido para ese cargo, Jorge Glas, quien cumple ahora una sentencia de cárcel por seis años.

OPINIÓN INTERNACIO­NAL ...la renuncia de doña María Alejandra Vicuña a una vicepresid­encia a la que llegó no por haber sido binomio de Lenín sino por el problema judicial que le cayó encima al elegido para ese cargo, Jorge Glas’.

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