Confrontación e incertidumbre mundial
Si algún signo caracteriza la situación mundial a inicios de año, es una creciente confrontación e incertidumbre. Las diferencias entre el norte desarrollado y el sur subdesarrollado inciden en la situación interna de los países, indistintamente de su ubicación geográfica, provocando el auge de nacionalismos que ofrecen proteger los intereses locales, afectados por factores migratorios en unos casos, o por un inocultable avance de la pobreza en otros.
El actual presidente de EE. UU. recurre a una política proteccionista, alejándose del multilateralismo que ese país promovió en años recientes. En Alemania, Francia, Inglaterra, y en general en la Unión Europea, emergen extremismos reivindicando tesis similares a las que surgieron en la crisis de los años 30 del siglo pasado, que originaron el nazismo y el fascismo, desencadenando la II Guerra Mundial.
China, con su sistema de gobierno unipartidista y de libertad económica, amplía mercados y crece como potencia. Rusia mantiene su tesis de favorecer a naciones alineadas con su poderío. En algunos países de América Latina las contiendas políticas se limitan a defender intereses de grupos, abandonando elementales principios ideológicos y éticos. El gobierno de los esposos Kirchner en Argentina es una muestra. De esa realidad estuvo cerca el Ecuador en el gobierno del Ec. Correa. En Venezuela y Nicaragua se vulneran impunemente garantías fundamentales, se reprime y condena por el simple hecho de disentir con el autoritarismo de sus gobernantes, provocando una triste estampida migratoria al serles imposible seguir viviendo en su propio país; eso no tiene parangón en la historia de este subcontinente. Chile, Uruguay, Costa Rica consolidan democracias serias y estables; otros países de la región mantienen la institucionalidad democrática.
El futuro en Ecuador se presenta nublado e incierto. Debe reconocerse que su actual gobierno se definió por restaurar la institucionalidad democrática. Queda una disyuntiva a la región: o se defiende la democracia, o se apoya gobiernos autoritarios sin que importe la conducta moral de quienes gobiernan.
El futuro en Ecuador se presenta nublado e incierto. Debe reconocerse que su actual gobierno se definió por restaurar la institucionalidad democrática’.