Brasil entra en una nueva era con el ultra Bolsonaro
El presidente afirma que el país comienza “a liberarse del socialismo” ❚ Ofrece fortalecer los valores “judeo-cristianos” ❚ “EE. UU. está contigo”, le dice Trump
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, lanzó ayer en su discurso de investidura, en el Congreso en Brasilia, una cruzada de valores conservadores contra la criminalidad, la corrupción y las ideologías de izquierda.
“Convoco a los congresistas a ayudarme a erguir a nuestra patria, liberándola del yugo de la corrupción, la criminalidad, la irresponsabilidad económica y la sumisión ideológica”, proclamó Bolsonaro, de 63 años, convertido en el 38º presidente de la mayor potencia latinoamericana.
El excapitán del Ejército propuso un “pacto nacional (...) en la búsqueda de nuevos caminos para un nuevo Brasil”.
“Vamos a valorar la familia, respetar las religiones y nuestras tradiciones judeocristianas, combatir la ideología de género, conservando nuestros valores”, proclamó.
Se abstuvo de dar detalles sobre los planes de ajustes y privatizaciones impulsados por su ministro de Economía, Paulo Guedes, aunque se comprometió a obrar en nombre “del interés nacional, del libre mercado y de la eficiencia”.
Bolsonaro, que durante sus casi tres décadas como diputado tuvo frecuentes exabruptos racistas, misóginos y homófobos, se dijo decidido a “construir una sociedad sin discriminación ni división”. Agradeció a Dios por haber sobrevivido a la puñalada en el abdomen que durante la campaña le asestó un exmilitante de izquierda.
En un discurso posterior ante miles de partidarios reunidos frente al palacio presidencial de Planalto, donde en una ceremonia recibió la banda de manos de Michel Temer, afirmó que su llegada marca “el día en que el pueblo empezó a liberarse del socialismo, a liberarse de la inversión de valores, del gigantismo estatal y de lo políticamente correcto”.
Bolsonaro venció las elecciones de octubre con 55 % de los votos, tras una campaña en la cual no solo fustigó al Partido de los Trabajadores (PT, izquierda y de bandera roja), que había ganado los cuatro comicios anteriores, sino también a un sistema político identificado con grandes escándalos de corrupción que afectaron a casi todos los partidos.
El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), del PT, purga desde abril una pena de 12 años de cárcel y el mandatario saliente, el conservador Michel Temer, es objeto de tres denuncias por parte de la Fiscalía General.
El presidente estadounidense, Donald Trump, felicitó a Bolsonaro en un tuit por su “gran discurso” y afirmó: “¡Estados Unidos está contigo!”.
En una nota publicada la semana pasada, el PT alegó que “aunque el resultado de las urnas es un hecho consumado, no representa un aval a un gobierno autoritario, antipopular y antipatriótico, marcado por abiertas posiciones racistas y misóginas, declaradamente vinculado a un programa de retrocesos de civilización”.
Bolsonaro, un exparacaidista nostálgico de la dictadura militar (1964-1985), nombró un equipo de 22 ministros, entre ellos siete militares retirados.
Para asegurar la gobernabilidad, deberá mantener la convergencia de los lobbies transpartidarios que le dieron un apoyo clave en la campaña: los grandes productores agrícolas, las ultraconservadoras iglesias pentecostales y los defensores de la flexibilización de la posesión de armas.
El dirigente ultraderechista llegó al Congreso en un Rolls Royce descapotable, acompañado por su esposa Michelle y escoltado por una guardia montada, bajo la aclamación de centenares de miles de personas a lo largo de la Explanada de los Ministerios de Brasilia.
“La mejor expectativa del mundo con Bolsonaro. Creo que necesitamos alguien honesto, y creo que él encaja en ese perfil. Va a salir bien”, declaró Marcelo Galasso, un técnico en química de 48 años.
Unos doce jefes de Estado y de Gobierno asistieron a la ceremonia de investidura, entre ellos el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu y el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo.
Bolsonaro ha prometido trasladar la embajada brasileña de Tel Aviv a Jerusalén, un paso que podría suponerle represalias comerciales de los países árabes, grandes compradores de carne brasileña.
Ha dicho que quiere lazos más próximos con Estados Unidos e Israel, formando una suerte de nuevo eje que rompe con décadas de políticas de centroizquierda que buscaron reforzar los lazos Sur-sur, por lo general sin éxito, y posicionar a Brasil como una potencia capaz de dialogar con todos.
También ha anunciado la salida de Brasil del Pacto Mundial para la Migración de Naciones Unidas y ha amenazado con hacer lo propio con el Acuerdo de París contra el cambio climático.
LA FRASE Bolsonaro significa un Brasil mejor, menos corrupción, menos violencia... esperanza. MIQUEL REQUENA, espectador llegado de Mato Grosso MOMENTOS