Diario Expreso

‘Guayagris’, una ciudad sin sombras

El índice del verde urbano hecho por el Cabildo tiene reparos de expertos ❚ La falta de árboles y plantas nativas, entre las principale­s críticas

- BLANCA MONCADA - VANESSA LÓPEZ guayaquil@granasa.com.ec

Cada atardecer, cientos de golondrina­s se estacionan en postes, semáforos y cables de la avenida Portete. Anidan en postes y semáforos. Creen que los árboles que algún día existieron en el suburbio siguen allí, es lo que observa el biólogo Xavier Cornejo. Pero los árboles frondosos de Guayaquil son solo un recuerdo en algunas zonas.

El gris y la falta de sombra no solo han llegado a incomodar al suburbio. Entran en la lista de desafortun­ados, sectores como los Guasmos, la vía a la costa y muchísimas calles del centro y norte.

Guayaquil empezó a perder el verdor desde la década del 50, con el desarrollo urbano. Y donde antes hubo samanes, guayacanes, almendros y mangos, no hay nada o solamente palmeras, lo que a decir de Cornejo viene siendo lo mismo porque “es un tipo de flora que no sirve para lo que debe servir en una ciudad como esta: atenuar los efectos del clima”.

Y pese a que hay avenidas que aún conservan parte de su verdor, no se puede considerar a Guayaquil una ciudad verde, sentencia la experta en urbanismo Lisseth Mena Molina, quien incluyó esta problemáti­ca en su maestría en Ciudad y Arquitectu­ra Sostenible. “Guayaquil es una urbe desprovist­a de espacios públicos y, sobre todo, de vegetación. Estos dos elementos parecen haber estado fuera de la planificac­ión de la ciudad durante su historia”, sostiene.

Según el Índice Verde Urbano de 2010, Guayaquil tenía 1,13 metros cuadrados de área verde por habitante (m2/hab), de una media nacional de 4,69 m2/hab. En su tesis, terminada en 2015, Mena analizó cada distrito de la ciudad y concluyó que Guayaquil tiene en áreas verdes tan solo 2 m2/hab. “Es uno de los casos más graves del Ecuador, consideran­do que el mínimo requerido, según la Organizaci­ón Mundial de la Salud, es de 9 m2/hab”, explica.

Aquí entra un debate que lleva años en páginas y foros: el contraste de las cifras que manejan expertos como Mena, universida­des, observator­ios urbanos, organismos internacio­nales (BID, CAF, Cepal, Onu-hábitat) en comparació­n con las estadístic­as del Municipio de Guayaquil.

Un estudio realizado por la Consultora Ecosambito clasificó de forma cuantitati­va y cualitativ­a las áreas verdes de la urbe, establecie­ndo un inventario biótico (especies vegetales) y abiótico (mobiliario), informació­n que fue considerad­a para establecer el índice verde urbano acorde a la metodologí­a aprobada por el INEC en 2012. “Allí se determinó que esta ciudad cuenta con 25 metros cuadrados de área verde por habitante”, defiende el director de Parques y Áreas Verdes del Cabildo, Abel Pesantes.

El arquitecto y catedrátic­o de la Universida­d Católica Ricardo Sandoya lo refuta: “El Municipio incluye bosques, manglares, reservas y estuarios en sus estadístic­as. Sin estos elementos, el IUV sería de 9 m2/hab, es decir que cumple con lo sugerido por la OMS. Pero en los medios académicos este valor municipal ha generado controvers­ia, ya que ha sido imposible verificar la fuente del estudio”.

La cifra del INEC, en cambio, tuvo que ser más específica e indicar cómo calcular. Es sabido, por ejemplo, que se incluyen los parterres verdes donde hay literalmen­te vegetación, adoquín u hormigón. Esta falta de criterio técnico hace que los estudios carezcan de rigor, insiste Sandoya.

Y entre cifras y contracifr­as, una realidad innegable que llega en la voz del creador técnico del Plan de Ordenamien­to Territoria­l

DIVERSIÓN VOCES No está todo perdido. Hay que resarcir los derechos de la naturaleza y de la ciudad. Recuperar ecosistema­s verdes, viveros de especies nativas.

de la ciudad, el urbanista y catedrátic­o de la Universida­d de Guayaquil Felipe Espinoza: “El centro y las áreas consolidad­as no tienen espacios peatonizad­os verdes para los ciudadanos, salvo los poquísimos parques. Por ello Guayaquil está por debajo de convertirs­e en una ciudad verde”.

Respalda esta postura el especialis­ta en regeneraci­ón urbana y magíster en Gestión Pública David Hidalgo. “Guayaquil tiene déficit en arbolado urbano y carece de áreas verdes, entiéndase por ello: grama o césped en su suelo urbano. Esto fácilmente se comprueba con una vista aérea de la ciudad de Guayaquil en Google Earth”.

Una ciudad verde, por ejemplo, es Maringá, en el estado de Paraná, al sur de Brasil, que supera en índices verdes a Curitiba. “Mientras en el discurso oficialist­a local sigan llamando área verde al cascajo colocado en sus parques entregados, la ciudad jamás va a lograr estándares verdes deseados. Así de simple”.

Guayaquil cuenta con más de tres mil espacios destinados para áreas verdes. La gran mayoría de estos son parques que demandan una media de cinco millones anuales para su mantenimie­nto. Otros cuatro millones se destinan a la construcci­ón de estos lugares de esparcimie­nto en zonas donde aún hay déficit. Cada año se edifican unos 60, especifica el director de Parques y

ABEL PESANTES, director de Parques y Áreas Verdes del Municipio Para el manejo de las áreas verdes se requiere de una planificac­ión acertada. No podemos sembrar donde se afectan obras de infraestru­ctura civil o cableado. Se debe crear urgentemen­te una política urbana de áreas verdes diferente a la anterior. Seria y responsabl­e, coherente con la realidad geográfica y climática de la urbe.

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