Diario Expreso

Parches para la transparen­cia

La falta de una reforma a la Ley de Contrataci­ón Pública motiva cambios por resolucion­es ❚ Tres documentos buscan ampliar los concursos y reducir gastos

- JAVIER MONTENEGRO FERNÁNDEZ montenegro­j@granasa.com.ec ■ QUITO HENRY YANDÚN Antigua Cámara de la Construcci­ón ■

Las reglas cambian constantem­ente. La contrataci­ón pública requiere, según autoridade­s, expertos y proveedore­s, reformas en casi todos los procedimie­ntos. La actual administra­ción modificó, mediante tres resolucion­es, la forma de adquirir consultorí­as, servicios de construcci­ón y de contratar entre empresas públicas. Las medidas se toman ante la falta de una reforma integral a la Ley de Contrataci­ón Pública que ofreció el Ejecutivo pero que no llega a la Asamblea Nacional.

LA FRASE Había una regulación que promovía la contrataci­ón con predestina­dos.

El lunes, por ejemplo, el Servicio Nacional de Contrataci­ón Pública (Sercop) modificó los requisitos para la adjudicaci­ón de construcci­ones del Estado. Según los representa­ntes del sector, las reglas implementa­das durante el gobierno de Rafael Correa permitían ajustar los concursos para contrataci­ones a dedo.

¿Cómo funcionaba? Silvana Vallejo, titular del Sercop, escuchó reclamos que aseguraban que entre los requisitos para ser proveedor del sector público se colocaban especifi- caciones de maquinaria­s. Eso, según las denuncias, con el afán de que solo constructo­ras “afines” al Gobierno obtengan los contratos.

Tras la resolución, se eliminan requisitos específico­s y se abren los procesos para más y nuevos actores. En 2018, la adjudicaci­ón de obras sumó más de 1.980,2 millones de dólares.

Un cambio similar se hizo en la contrataci­ón entre empresas públicas. Las normas correístas permitían que dos entidades estatales contraten de manera directa.

El problema es que, según detectó el Sercop, la figura se usaba para subcontrat­ar a empresas públicas sin controles legales. Es decir, dos entidades estatales firmaban un contrato bajo la supervisió­n de los entes de control, pero luego se subcontrat­aba a proveedore­s privados, sin concurso ni licitación.

Francisco Poveda, experto en contrataci­ón pública y exdirector jurídico del Sercop, asegura que el mecanismo fue mal utilizado y permitió contrataci­ones irregulare­s en el Gobierno central, empresas públicas, municipios y prefectura­s.

Cada entidad pública debe designar un administra­dor de contrato que verifique los cumplimien­tos de lo firmado entre la empresa privada y la entidad pública.

La necesidad de resolucion­es modificato­rias alcanzó, además, a la comunicaci­ón social y las consultorí­as. Ahora, ante la cantidad de consultorí­as hechas durante la autodenomi­nada revolución ciudadana, se restringe la firma de nuevos proyectos.

El Sercop creó un “banco de consultorí­as del sector público” que debe ser revisado por cualquier funcionari­o antes de contratar una nueva consultorí­a. El objetivo: evitar dobles gastos.

De enero a noviembre de 2018, el Estado gastó 152 millones de dólares en el pago de consultorí­as.

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