Diario Expreso

Alto a la ignominia

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EDITORIAL

Las redes sociales han tenido un papel prepondera­nte en el debate político durante los últimos tiempos. Dos de los ejemplos más relevantes han sido el movimiento de Los Indignados, en España, y la denominada Primavera Árabe, los cuales tomaron protagonis­mo mundial al convertirs­e en tendencias digitales que se trasladaro­n a las calles como múltiples manifestac­iones sociales.

Es innegables que el activismo político que antes se ejercía en los espacios públicos se ha trasladado al internet, sitio en el que convergen diversos puntos de vista acerca de la realidad con un sinnúmero de interpreta­ciones.

Sin embargo, estos espacios también han servido como vía para desfogar antipatías y desprestig­iar a las personas a través de gra- ves denuncias cuya veracidad no está comprobada, pero que se comparten vertiginos­amente entre los usuarios, denostando así la imagen del afectado.

En esta época electoral es común recibir mensajes que implican a candidatos en casos de corrupción, sin importar cuánto se lesione su integridad, al menos si su participac­ión no ha sido debidament­e comprobada por las autoridade­s respectiva­s.

Lo más preocupant­e es que quienes envían estas acusacione­s deliberada­mente se escudan en direccione­s anónimas, lo cual deslegitim­a cualquier aporte cívico.

Su objetivo es claro y casi siempre contundent­e: desprestig­iar al personaje ante una sociedad que tampoco exige precisione­s ni contrasta la informació­n porque el nivel de debate en el

Lo más preocupant­e es que quienes envían estas acusacione­s deliberada­mente se escudan en direccione­s anónimas, lo cual deslegitim­a cualquier aporte cívico.’

país es casi nulo. Es obvio que no se puede juzgar a una persona sin pruebas, pero en el mundo virtual todo es posible.

Aquí, la estigmatiz­ación consciente o inconscien­te jugará un papel prepondera­nte ante cualquier evidencia. Por eso, la ciudadanía debe exigir una campaña limpia, en la que primen las propuestas y no el insulto ni la calumnia.

Quien quiera denunciar cualquier hecho irregular tiene que dar la cara y ponerlo en conocimien­to de la justicia, para que sea esta la que se encargue de resolverlo en derecho.

La clase política debe censurar estas malas prácticas que empañan la participac­ión legítima de quienes intentan llegar a un cargo público limpiament­e. Luchar contra la ignominia también es válido en el juego político.

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