El podio que merecemos
Veo a los candidatos a alcalde de Guayaquil y se me parte el corazón. Andan sufriendo polvo y soles inclementes, visitando tugurios a los que en su vida habían entrado y en su vida volverán a entrar, estrechando manos sudorosas, besuqueando niños, tomándose fotos con su hermosa sonrisa de Colgate y contestando cien veces las mismas preguntas que un ejército de ¿periodistas? se las repite puntualmente. ¿No es de tenerles pena? A los candidatos, digo.
Ocupadísimos andan. Afinando ofertas que realmente me conmueven. Dos tienen como caballo de batalla bajar las multas que cobra la ATM. ¡Buenísimo!: podremos seguir haciendo doble fila, e invadiendo el carril de la Metrovía o chateando por celular mientras manejamos. O cositas así, intrascendentes.
Otro, un genio para bailar con el que toque, promete un Guayaquil lleno de adjetivos: “productivo, humanista, seguro, trabajador, pacífico, ordenado, moderno, eficiente, innovador”. Solo le faltó ofrecer “altivo y soberano” y se me habría salido una lágrima de nostalgia.
Y hay una, inteligentísima, que propone hacer “más grande” lo que ya tenemos. ¡Qué maravilla! Me encanta esa frase a propósito de un dato desconocido por los candidatos: una prestigiosa firma especializada en el análisis de transporte publicó la semana pasada el Inrix 2018 Global Transit Scorecard que la ubica como la primera ciudad del Ecuador en tener peor movilidad; la 21 en el mundo. ¡Wow! Por fin superamos a Quito, que ahora ocupa un honroso puesto 26.
Qué merecida distinción, ¿no creen? Piensen en lo maravilloso de nuestro tráfico a las 8 a. m. en la vía a Daule, o las 5 p. m. yendo a ‘Sauces 10’, o a cualquier hora en Las Américas. Piensen en un viernes y con lluvia. Piensen en cuánto laaargo tiempo productivo utilizamos para ir de un lugar a otro. Y en cómo eso nos cambia planes, horarios… y ánimos.
¡Ya vamos por el lugar 21! Con los candidatos que tenemos y nuestro esfuerzo, pronto llegaremos al puesto 10. Y quizás, algún día, por fin estaremos en el podio de las ciudades más caóticas en tránsito del mundo. Nos lo merecemos, ¿no creen? Vamos, que ¡sí se puede!
... Piensen en lo maravilloso de nuestro tráfico a las 8 a. m. en la vía a Daule, o las 5 p. m. yendo a ‘Sauces 10’...’.