Diario Expreso

Acciones que restauran vidas

La fundación brinda apoyo médico y psicológic­o a víctimas de quemaduras o heridas graves ❚ Tratan entre 150 y 200 casos anuales ❚ La atención es gratuita

- MELISSA GAVILANES MOREIRA gavilanesm@granasa.com.ec ■ GUAYAQUIL

Priscila Alcócer no estaba de guardia aquel 1 de enero del 2010, pero un niño herido, cuya mano había explotado por un petardo mal manipulado, necesitaba de su atención. Con diagnóstic­o de amputación previo, Priscila y el equipo de cirujanos de la clínica lucharon por reconstrui­rla. Aquel día Alcócer no solo ayudó a salvar una mano sino que se inspiró en este caso para impulsar el primer centro especializ­ado en quemaduras y heridas graves del país.

Desde su creación en 2011, la fundación ecuatorian­a de quemaduras y clínica de heridas (Ecuaquem), gracias a la donación del espacio por parte de la fundación Teletón por la Vida, este centro ha logrado atender más de 1.300 casos. Pero su centro es más que un área de primeros auxilios. Allí, confluyen un equipo de siete expertos (psicólogo, cirujanos plásticos, dermatólog­o, flebólogo, fisiatra, odontólogo) y la colaboraci­ón externa de un patólogo. Todo, para lograr reinsertar a las personas quemadas.

“El paciente quemado es especial porque en su interior ya lleva el estigma del rechazo, más aún si las quemaduras son en cara”, señala Alcócer, quien también es la directora de la fundación.

Pero, en este centro también se lucha por evitar las amputacion­es innecesari­as. “En los hospitales hay muchas falen- cias. Lo primero que se opta es por apuntar, no reconstrui­r”, explica. Uno de esos casos en los que la fundación luchó es el de Alejandro Sánchez, un paciente al que debió apuntársel­e el dedo gordo del pie.

Junto a su hermano Carlos, Alejandro ha visitado varios hospitales en busca de una so- lución para su pie. “Las curaciones me dolían mucho y no me daban respuesta”, señala este señor que, por su avanzada edad, recurre en compañía a las citas médicas.

Alcócer tomó su caso y, aunque al principio intentó no amputar debió hacerlo.

“Es mejor solo un dedo y no todos”, comentó Carlos, mientras Alejandro exclamaba. “Yo creo que esta sí es una fundación que ayuda”.

Mientras afuera, los pacientes continúan llegando a sus citas, Alcócer explica que la fundación tiene dos sueños. El primero es tener una ambulancia propia “para que la clínica de heridas vaya a la casa” y el segundo, instaurar un taller de coser los trajes de presión, necesarios para evitar que las cicatrices se engruesen. Uno de ellos puede llegar a costar en el mercado, alrededor de $ 300, mientras que en Ecuaquem se lo puede conseguir a casi la cuarta parte de su costo.

Y a la espera de conseguir nuevas empresas que financien los tratamient­os, Alcócer continúa anhelando que la fundación crezca y sobre todo, que su trabajo ayude a que las personas con quemaduras no solo restauren sus pieles, sino también sus vidas.

TRATAMIENT­OS

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