Hace 22 años, un día inolvidable en febrero de 1997
El día en el que la vicepresidenta Arteaga, en pleno ejercicio de sus derechos constitucionales, asumió la primera magistratura del país. Y vale recordarlo porque se trataba de la primera mujer en la historia del país en haber accedido a la presidencia, pues lo hacía enfrentándose valientemente a esa especie de jauría de lobos hambrientos de poder (salvo honrosas excepciones). El poder legislativo acababa de defenestrar al presidente Bucaram y tramaba la consumación de un golpe de Estado desconociendo la sucesión presidencial estipulada en la Constitución ecuatoriana y cómo se debía cumplir. Pero no se cumplió normalmente dicha sucesión, porque a más de ser una dama, se trataba de una persona digna que no estaba dispuesta a negociar amarres ni componendas. La terrible presión, acabó por llevarla a tomar la decisión por salvaguardar la paz de su pueblo y su propia dignidad de renunciar a la presidencia. Quedando como el acto más vergonzoso cometido por el poder legislativo en la historia de nuestro país. Por tal razón, a los ciudadanos nos corresponde, de manera simple pero irrefutable, tomar conciencia de los efectos que este tipo de hechos han causado, de manera que en lo futuro seamos capaces de ejercer con justeza el deber cívico de actuar en defensa de los principios democráticos y éticos. Con mayor razón aún si uno de los poderes del Estado nos volviera a fallar en la forma como nos falló hace 22 años.
Eduardo Neira