Al rescate del Bosque Protector Samanes
Se pintaron murales y mensajes que incitan a cuidar el área protegida
Más de 30 personas, entre activistas sociales y culturales, así como moradores de Samanes 1, en el norte de la ciudad, se concentraron ayer en las inmediaciones del bosque tropical. Allí desarrollaron una minga de limpieza y pintaron murales y mensajes en las paredes en pro del cuidado de esta área protegida.
Jean Franco Hernández, activista social y cultural y habitante de Samanes 1, quien fue el encargado de hacer la convocatoria a través de las redes sociales, contó que esta zona se ha vuelto crítica por la presencia de delincuentes y de personas extrañas que llegan a realizar hasta rituales esotéricos.
“Por medio del arte queremos dar un mensaje de concienciación para que se respete este bosque tropical”, dijo Hernández, mientras colaboraba en la pintada de murales junto a otros activistas.
Hace algún tiempo en este lugar el Municipio de Guayaquil intentó construir un parque, mientras que una inmobiliaria quiso levantar una ciudadela. Por eso se talaron algunos árboles.
De aquel intento solo quedan algunos adoquines que la naturaleza se ha encargado de levantar, así como los restos arqueológicos encontrados durante las excavaciones. Estos reposan en un museo.
“Al bosque, que fue declarado zona protegida, llegan desconocidos a consumir alcohol y a fumar y dejan desperdicios que atentan contra el ornato del lugar”, se quejó Patricia Macías, dirigente barrial de Samanes 1, quien añadió que esta área siempre ha sido violentada por la tala de árboles.
En el bosque se calcula la existencia de quince especies de ceibos, que miden entre 20 y 40 metros, con una vida útil de hasta 150 años.
Hasta hace un lustro era posible hallar en el lugar alrededor de 22 variedades de pájaros, iguanas y otras especies de árboles, como acacia y pechiche. “Queremos que la gente venga al bosque y sepa que hay un lugar turístico en Guayaquil”, recalcó Hernández.
EL DATO Operativos. La policía constantemente realiza patrullajes en la zona. Sin embargo, no se ha logrado erradicar el problema, sostienen los lugareños.