Tema de nunca acabar
Que tenemos buenos empresarios constructores de caminos y pavimentadores de grandes avenidas, queda claro en la vieja obra pública realizada hace mucho tiempo y todavía en pleno funcionamiento, que se puede mostrar en diversas regiones del país.
Todos los ecuatorianos afectos a viajar por la República sabemos de las bondades de un tramo de El Empalme a Quevedo, que parecía condenado a estar siempre dañado y que recuerdo que Velasco Ibarra hizo arreglar de manera perdurable. Estamos refiriendo una historia de más de 40 años.
De un poco antes son las pavimentaciones en determinadas avenidas del antiguo suburbio oeste guayaquileño, realizadas por Assad Bucaram, sobre las que todavía se puede circular sin baches.
¿Por qué, es la pregunta que surge, solo en ciertas carreteras y avenidas del país ocurre ese raro milagro y en la mayoría, con cada invierno hay que volver a reconstruir? Una de esas, repavimentada cada nuevo año, es la Bucay - Pallatanga - Colta, que nos une con la sierra central, específicamente con Riobamba. Ahora acusa grietas en un tramo de 30 kilómetros. ¿Será cuestión de las características del suelo? ¿Fallas geológicas, tal cual aducen los que saben? Y yo, como no sé, me atrevo a preguntar: ¿No hay tecnología que permita superar las condiciones de la geología? ¿Cómo se hizo en El Empalme o en la 29 en Guayaquil, o frente a la casa de Abdón Calderón en la Carlos Julio Arosemena?
A mí me parece que no se está fiscalizando como es debido o la planificación de las vías no obedece a los requerimientos de las zonas que tienen que atravesar.
Lo cierto es que es un cuento
Ya no produce indignación. Mejor da risa ver cómo nos toman el pelo con la mala calidad de la obra pública’.
de nunca acabar este de la calidad de la obra pública de manera general y el de las carreteras de manera particular.
Ahora que estamos frente a un nuevo feriado, que dizque sirve para fomentar el turismo, ¿quién va a querer salir a destrozar su vehículo, cualquiera que sea la región del país que escoja para vacacionar? Desde Guayaquil no cabe pensar en ir a la sierra pero tampoco a los balnearios manabitas. ¿Hasta cuándo? Justo porque somos un país pobre y endeudado la obra pública debería ser hecha para durar.