La tranquilidad de un barrio se cae en pedazos por 27 talleres
Los vecinos de una ciudadela del norte piden mayor control ❚ Las quejas son por el ruido y el olor a gasolina que generan ❚ Hicieron un censo para medir los daños
Para la familia Cevallos-cervantes, la posibilidad de vivir en la ciudadela Guayaquil era como trasladarse a algo similar a una urbanización cerrada de la vía a la costa o Samborondón. Es cierto que este barrio está en el ombligo de un sector altamente comercial, como la zona aledaña a Mall del Sol y de la Kennedy Norte. Sin embargo, dos avenidas (la Miguel H. Alcívar y la Tanca Marengo) la dotaban de una especie de cerco.
Pero no fue así. Apenas se cambiaron, hace tres años, se dieron cuenta de que el lugar está lleno de talleres que generan ruido y olores fuertes. Una situación que no esta tan distante del panorama que dejaban atrás.
EL DETALLE La ocupación espacial. Los 27 talleres ocupan 2.293 metros cuadrados. Esta actividad genera empleos. En promedio, hasta cinco personas por local. LOS PROTAGONISTAS
La casa de esta familia en la ciudadela Bolivariana estaba a un costado de la calle Los Ríos, una avenida con alto tránsito vehicular. Algo que resultaba más soportable que el ambiente lleno de golpes estridentes y olores fuertes de su nueva dirección.
Apenas llegaron, enviaron la primera denuncia. Desde el año 2014, Jackeline Lamboglia Coronel ha mandado hasta cuatro quejas a las direcciones de Medio Ambiente y Justicia y Vigilancia.
“Todo el día se escuchan los golpeteos sobre trastos metálicos y el olor a gasolina inunda toda mi calle”, se lamenta esta psiquiatra guayaquileña.
El suyo es uno de los reclamos que los habitantes de este barrio del sector norte han presentado al Municipio.
Tal es la preocupación, que la Asociación de Residentes de la Urbanización Guayaquil levantó un censo del número de talleres ubicados en el perímetro de su ciudadela. Desde los que pintan y enderezan carrocerías hasta los que distribuyen mármol y granito.
“Son 27 talleres en total”, dice Bolívar Tingo, quien fue de calle en calle, junto con otros vecinos, ubicando los predios ocupados por estos locales.
“En su momento se presentaron otros dos casos de quejas. Hay polvo, olores fuertes de químicos, ruido”, detalla Luis Cajas Contreras, presidente de la asociación de vecinos, quien ha hecho un análisis de la situación del barrio.
Tingo, por su parte, asegura que la ciudadela permite el funcionamiento de este tipo de talleres. Esto como una aclaración al pedido de Lamboglia de que se solicite al Cabildo el cierre de estos locales, por cuanto considera que la zona es residencial.
“Eso de hacer cambiar la normativa no es fácil. Lo que se puede hacer es exigir mayores controles, porque lo que aquí sucede es que todos tienen los permisos, municipales de funcionamiento, pero lo que no se hace es cumplir las regulaciones”, agrega Tingo, profesional de la arquitectura.
Aunque Lamboglia y Cajas tienen en su poder copias de las quejas, con las respectivas respuestas desde el Municipio e incluso de las comisarías de Salud Pública, el director de Justicia y Vigilancia, Xavier Narváez, asegura que “no tengo denuncias de los vecinos ni visita de ellos”.
Los vecinos denuncian el uso de las veredas y aceras para ejecutar trabajos que deben realizarse en espacios internos y con las medidas necesarias.
La Asociación de Residentes de la Urbanización Guayaquil planea revisar otras denuncias del barrio para hacer un pedido grupal. “Aspiramos a que así nos escuchen”, dice Cajas.