Estado de derecho vs. Estado nacional
El Estado de derecho es respeto a la libertad económica, capacidad ilimitada de comprar, vender, comerciar, invertir, fijar precios y acumular. Ampara los derechos fundamentales e inalienables: vida, libertad y propiedad. Da seguridad a contratos conmutativos, consensuales y bilaterales.
Son delitos matar, violar, agredir, robar, calumniar, estafar, enajenar o expropiar la vivienda y los ahorros. Nos protege de arbitrariedades y atropellos del hombre contra el hombre (‘homo hominis lupus’). Protege el individualismo, autodisciplina, trabajo y responsabilidad social que son propios del ser humano. El concepto de Estado viene desde Aristóteles (384 a. C. -322 a. C). En Ecuador no existe el Estado de derecho. Rige un eufemismo: “estado social del derecho” (¿?) (artículo 1 Constitución 2008). Disfraza al totalitarismo. Es el Estado nacional. Es una entelequia. Esconde a políticos y burócratas que extraen impuestos de la población para sus usos y gastos propios. Dicen: “para hacer obra social”.
“Gobierno de burócratas con legislación opresiva, contra la libertad individual. Impide la competencia”. (Ludwig von Mises 1881-1973).
“El Estado es la gran ficción a través de la cual todo el mundo trata de vivir a costa de todos los demás”. (Frédéric Bastiat 18011850). Luis XIV, rey de Francia, (1638-1715) dijo: “El Estado soy yo”. Es el absolutismo.
Ecuador ha tenido 20 Constituciones. El Estado nacional, heredero del Estado feudal, es “un camino de servidumbre, opresivo e intervencionista que se convierte en Estado totalitario”. “La ambición de políticos y tecnócratas concentran el poder, destruyen la libertad y el mercado con la demagogia del igualitarismo social” (Friedrich von Hayek 1899-1992).
La nación pierde por la exacción tributaria. El gigantismo burocrático y el mercantilismo (Marx, Keynes, Samuelson) hacen prepotente al “fisco”. “El colectivo”, donde todo es de todos y, por ende, de nadie, destruye la propiedad.
Absurdo compararnos con las abejas, las hormigas o las cucarachas. No somos iguales.