POR CIENTO
del presupuesto anual municipal, Macías propone invertirlo en desarrollo social.
“Vamos a rescatar las familias. Como exdirectora de la cárcel de mujeres tomé un pabellón abandonado y pude hacer una clínica de rehabilitación para mujeres con autogestión”, ejemplifica.
EXPRESO analizó la factibilidad de este proyecto con varios expertos, quienes argumentaron que la idea no es tan viable.
“Según la Guía Práctica de Planificación y Aplicación sobre el Abuso de Drogas de las Naciones Unidas, los adictos requieren espacios donde puedan realizar talleres, participar en programas artesanales. Y para esto se necesitan instalaciones que cumplan con espacios para tratamiento psicológico, médico, deportivo y de producción. Muchas de las edificaciones abandonadas no cumplen con estos requisitos”, detalla Felipe Espinoza, urbanista y arquitecto.
Además, resalta que los costos para adecuar estos centros de rehabilitación resultarían mucho más altos que construir nuevas edificaciones con las condiciones requeridas.
“Generalmente las instalaciones abandonadas requieren de un proceso legal largo y de una evaluación de la estructura para su seguridad. Evidentemente, todo esto representará un costo altísimo. Por eso sería mejor que la junta municipal destine terrenos en puntos clave de la ciudad para construir nuevas edificaciones”, explica.
Héctor Macías, expresidente de la Asociación de Corredores de Bienes Raíces en el Guayas (Acbir), coincide con Espinoza.