Una última esperanza para mantener con vida a Techo
La organización de ayuda social atraviesa por una severa crisis ❚ Alista una gran colecta nacional para mayo ❚ Si el resultado no es el esperado, dejarán el país
El año pasado, Techo Ecuador registró los números más bajos de su historia: construyó apenas 20 casas en el país (el 2016 levantó 250) y en su colecta pública anual reunió 30.000 dólares, una cantidad que muestra un preocupante descenso de la colaboración ciudadana que los lleva a darse un plazo para decidir si continuarán o no con su labor.
Los directivos de Techo agotarán su última esperanza con una gran colecta pública nacional de tres días (30 y 31 de mayo y el 1 de junio). Esperan que los jóvenes se tomen las calles para pedir apoyo a la labor de esta organización que lleva once años en el país. “Si la colecta no va bien, lo más probable es que la decisión sea cerrar Techo Ecuador”, anticipa José Alonso Cornejo, director general de la agrupación.
Con el tiempo, la organización ha ido redefiniendo sus proyectos, pues construir casas resulta caro y no están ingresando los fondos suficientes para ello. Trabajan con más empeño en levantar parques, puentes y casas comunales. Es decir que la labor no cesa.
Claudia Bueso, directora nacional de Vivienda y Hábitat de Techo, está muy optimista con la colecta de mayo próximo y pide que las empresas busquen un mecanismo para apoyarlos con los proyectos y evitar así que la institución cierre sus operaciones.
Los directivos recuerdan además que es una situación que han venido arrastrando y que, fue el 2016, el año del terremoto, el que les permitió salir temporalmente del bache. En ese entonces recibieron donaciones nacionales e internacionales y de empresas locales que les permitieron incluso tener fondos para ejecutar al año siguiente, pero el colchón se terminó y la realidad volvió.
Lo que ocurre con Techo es una situación similar a la que están pasando varias fundaciones de Guayaquil, como indicó a EXPRESO en días pasados Rina de Garcés, presidenta de la Asociación Coordinadora de Voluntariado del Guayas (Acorvol). En esa lista están Cariño, que lleva adelante un programa contra la desnutrición infantil, Sor Dominga Bocca, que alberga a niñas sin hogar y Asenir, que tiene una escuela para niños con capacidades especiales.
Hace un año, otras instituciones debieron cerrar sus puertas por falta de fondos. Ese fue el destino de Madre Teresa, de Soroptimist y de Gabriela María. Techo no quiere correr la misma suerte y espera que en estos tres meses su situación cambie para seguir construyendo casas en Ecuador para los más necesitados.