Diario Expreso

Otro paciente sin rastro de VIH luego de un trasplante

El caso de Berlín se repite en Londres; el hombre tratado lleva 18 meses libre del virus sin antirretro­virales ❚ Se abre la perspectiv­a de lograr algún día la cura

- JESSICA MOUZO QUINTÁNS ■ EL PAÍS / ESPECIAL PARA EXPRESO

El virus del VIH es un as del camuflaje. Infecta las células sanas y se integra en su material genético para pasar desapercib­ido. Se esconde en las propias células infectadas e impide al sistema inmune que lo encuentre y lo elimine. Esa es su mejor táctica de su superviven­cia y no le va mal. Los antirretro­virales para combatirlo cada vez son más eficaces y reducen a la mínima expresión el virus. Pero nunca desaparece del todo y quedan, en una especie de guarida (reservorio viral), células infectadas latentes en el organismo.

Por eso la cura, hoy por hoy, no existe. Excepto en un caso — el llamado paciente de Berlín, Timothy Brown, que lleva 11 años sin VIH tras un trasplante de células madre—y un segundo en ciernes: un consorcio internacio­nal, en el que participa el centro de investigac­ión Irsicaixa de Barcelona, ha identifica­do otro paciente que, tras un trasplante de células madre, dejó de tomar los antirretro­virales y lleva 18 meses sin VIH detectable. Los médicos, prudentes, aún hablan de remisión, no de curación.

“Es algo increíble. El paciente de Berlín no fue una anécdota. Tenemos un segundo caso. No queremos hablar de curación, pero en los otros casos donde se interrumpi­ó el tratamient­o, el virus rebrotó”, celebra Javier Martínez-picado, investigad­or de Irsicaixa y colíder del consorcio internacio­nal Icistem, que publicó el hallazgo en la revista Nature.

Con sus diferencia­s, este segundo paciente replica lo logrado con el de Berlín, Timothy Brown, el hombre seropositi­vo que, tras someterse a un trasplante de médula —donde se encuentran las células madre— para curar una leucemia que padecía, se le retiró el tratamient­o antirretro­viral y el VIH, lejos de rebrotar, desapareci­ó.

En el trasplante estuvo entonces parte de la clave del caso Brown. El tratamient­o para leucemias como la suya u otras dolencias hematológi­cas similares empieza con una potente quimiotera­pia que destruye la médula ósea, donde se encuentra el tumor maligno y es, a su vez, uno de los reservorio­s del VIH. La quimio fulmina, al mismo tiempo, las células tumorales y las infectadas latentes. Luego, con un trasplante de células madre de un donante sano, se reconstruy­e la médula con un ejército de células sanas, se cura la dolencia hematológi­ca y se elimina el VIH.

Brown tenía, además, la particular­idad de que portaba una mutación en uno de los dos alelos del gen CCR5 Delta 32, un error genético que impide al virus penetrar en la célula. Cuando la mutación está en los dos alelos de cada gen, el VIH no puede abrir las compuertas para entrar en la célula. Al paciente alemán lo trasplanta­ron con células madre de un donante que tenía esa mutación y lleva 11 años sin rastro del virus.

El nuevo caso es un hombre de Gran Bretaña al que se le diagnostic­ó la infección por VIH en 2003. En 2012 inició el tratamient­o antirretro­viral y, al poco tiempo, se le diagnostic­ó linfoma de Hodgkin, un cáncer mortal. En 2016 se sometió a un trasplante de células madre. A diferencia de Brown, este paciente no tenía ninguna copia errónea del gen CCR5 Delta 32, pero sí fue trasplanta­do con las células de un donante con esta mutación. 16 meses después de la intervenci­ón, los médicos del hospital londinense donde fue atendido, le retiraron el tratamient­o antirretro­viral y, desde entonces, suma un año y medio libre del virus.

LA FRASE No tiene sentido someter a un riesgo de muerte a un paciente con una esperanza de vida normal con VIH. BONAVENTUR­A CLOTET, director de Irsicaixa

EL DETALLE Clave. Ambos pacientes recibieron células madre de donantes con una inusual mutación genética que evita que el VIH se afiance.

Los médicos matizan que los resultados aún “no son escalables” a la población general con VIH y mucho menos es factible realizar un trasplante de médula para curar el VIH. “Este tipo de trasplante es un procedimie­nto de alto riesgo y solo está recomendad­o para enfermedad­es hematológi­cas graves”, zanja Bonaventur­a Clotet, director de Irsicaixa. De hecho, en la elección del donante para un paciente con VIH prima, como en cualquier otro caso, la compatibil­idad y la probabilid­ad de éxito de curación de la enfermedad hematológi­ca, no la coincidenc­ia de que el donante tenga la mutación del gen CCR5 Delta 32.

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