E-mail: jorgedelgadoguzman31@gmail.com Jugar entre hermanos, motivo de unión familiar
Alo largo de la historia no es desconocida la presencia de hermanos en el fútbol ecuatoriano. Han sido tantos los casos que quizá entre los nombres de esta nota puedan escaparse algunos. Sin embargo, la remembranza y el afecto de quienes compartimos este andar, no dejarán olvidar a grandes personajes que entregaron un fútbol de calidad.
La información, comprendida entre los años 1945 y 1994, comienza con Fernando, Enrique y Eduardo Guzmán Zuluaga, tres hermanos que jugaban en el equipo de El Panamá; también estaban los mellizos Mendoza, cuyos nombres eran Antonio y Francisco. Ellos fueron seleccionados para el Sudamericano de Chile y se dice que eran tan parecidos que jugaban un tiempo cada uno, sin anunciar el cambio. Estuvieron también los hermanos Izaguirre, quienes fueron seleccionados de Ecuador dos veces.
En el Barcelona de toda la vida aparecen Simón y Clímaco Cañarte, ambos delanteros. El primero fue goleador del primer campeonato nacional; además figuraban Jorge y Enrique Cantos, así como ‘Chorrosco’, ‘Corbata’ y ‘Bolita’ Aguirre.
En Norteamérica figuraban Pedro y Jerónimo Gando, y Jorge, Tomás y José Egas. De estos últimos, su papá era el entrenador, mientras que como delanteros destacaron Félix y Felipe Leyton.
Ya en el Patria sobresalieron siempre Jorge y Harry Mawyin, además de Roberto y Edmundo Briones.
En Emelec estaban los argentinos Mariano y Jorge Larraz; estrellas de este mismo equipo también fueron José, Colón y Bolívar Merizalde, un trío como para cualquier concierto futbolístico.
No podemos dejar de mencionar a los hermanos Francisco y Edmundo Barreiro, así como a Abdón y Alfonso Echenique o a Eduardo y Rodolfo, quienes fueron protagonistas al inicio de la era de importación de jugadores.
Imposible olvidar a la familia Spencer Herrera, quienes tuvieron una gran historia con Jorge, Marcos, y por supuesto, el mejor futbolista de la historia de nuestro país: Alberto Spencer Herrera.
Enfrentados en más de una ocasión, hasta en Clásicos del Astillero, no podemos dejar de lado a Álex y José Francisco Cevallos, siendo el primero de Emelec y el segundo de Barcelona, aunque ambos guardametas y coincidiendo en varias contiendas.
Los aquí mencionados supieron demostrar que ya sea como rivales o como compañeros, el grito de gol que retumbaba en las paredes del corazón del hincha, creó un lazo duradero que trascendió del gramado a la cancha, lazo que unió a la familia, a barrios, a los amigos y a los no tan amigos; lazo que al fin y al cabo fue duradero, que no conoció de tiempos y se imprimió para siempre en la historia y en el alma del fútbol.