Diario Expreso

Amores que marcaron la identidad de Quito

Todavía hay indicios de Bolívar con Manuela Sáenz en el Centro Histórico ❚ Los lugares donde se vivieron estas historias aún existen

- ANDRÉS ALTAMIRANO altamirano­a@granasa.com.ec ■ QUITO ■

Sobre la plaza de Santo Domingo, en el Centro Histórico de Quito, se encuentra una estatua de Antonio José de Sucre. El dedo de su mano izquierda apunta hacia la cima de La Libertad, pero su cabeza se dirige a otro lado. Su mirada va directo a una de las casas que hasta la actualidad existen en el sitio.

En aquella morada estuvo Mariana Carcelén, uno de los amores de Sucre, y allí se conocieron, según Héctor López Molina, director del colectivo Los Ladrillos de Quito; que realizó un recorrido por los lugares donde hubo romances en tiempos pasados, basado en una investigac­ión que realizó y la narra a EXPRESO.

Mariana, quien era hija del Marqués de Solanda, estuvo por un tiempo escondida en el convento de Santo Domingo, en donde utilizaba un hábito masculino con el que podía parecer un monje para protegerse previo a la Batalla de Pichincha.

EL DETALLE Actualment­e. En la calle Venezuela en donde ahora existe un edificio amarillo años atrás fue la vivienda de Juan José Flores, primer presidente de Ecuador. MEMORIA

Desde la plaza, Antonio José de Sucre vio a Carcelén asomarse por una de las ventanas, al hombre le explicaron que se habían ocultado con el temor de que ocurran desmanes por el combate.

Pidió una reunión con ella y con sus familiares, una vez culminada la lucha, aquel 24 de mayo de 1822 los dos se conocieron en la vivienda cuando él habló con Teresa de Larrea y Jijón, madre de la muchacha.

Fue el primer encuentro que tuvieron, pero con el tiempo el destino los separó porque Sucre tuvo que viajar a Perú para otras batallas; e incluso, se convirtió en presidente de Bolivia, comentó López.

Pero la presión que mantuvo Felipe Carcelén, padre de Mariana, para que su hija se una a Sucre y poder volver a tener representa­tividad dentro de la sociedad rindió fruto.

Los dos se unieron en matrimonio, pero con la peculiarid­ad que a la ceremonia no asistió el combatient­e, sino que entregó un poder para que su amigo el general Vicente Aguirre vaya en su representa­ción. Aquel día Mariana estuvo frente al altar con quien no era su prometido.

Otra de las historias de amor

RELATOS

que se tejieron en la capital fue la que ocurrió en el palacio de los Marqueses de Maenza, que está ubicado en lo que hoy son las calles Espejo y Flores comenzó todo. Fue en 1730 cuando Gregorio Mateo De la Escalera y Mariana Aranda, quien era heredera de los Marqueses, se conocieron. A pesar del título la muchacha no tenía mucho dinero, la familia había entrado en una crisis económica y Gregorio se ofrece en mantenerlo­s si le permitían casarse con ella, comentó el investigad­or. La diferencia de edad era grande, él tenía 21 años mientras ella apenas 13 cuando fue obligada al matrimonio. Aunque en un principio no estuvo de acuerdo, con el paso del tiempo fue conociendo mejor al hombre y se dio cuenta de que sus intencione­s eran buenas, también que tenía muchas propiedade­s y sirvientes a su disposició­n y así se enamoraron.

Manuela Sáenz, quien fue hija de Simón Sáenz y María Aizpuru, mantuvo una relación amorosa con Simón Bolívar, según datos de la historia. Fue en 1822 cuando se conocieron y desde su primer encuentro tuvieron un vínculo, según el blog Culturizan­do. Los dos se habían visto desde un balcón y posteriorm­ente en un baile que se había organizado en la ciudad, con motivo de la celebració­n del triunfo en la Batalla de Pichincha.

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ANGELO CHAMBA / EXPRESO 1 2

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