Oposición a concesión
Con sorpresa y malestar leí una noticia sobre la oposición a la entrega de la concesión de la vía a Salinas. El diario informa que hay “un amplio frente de oposición” que se resiste a la concesión por 20 años de la vía a Salinas. Dicha oposición parece estar encabezada por el asambleísta de Alianza PAIS Carlos Cambala Montecé.
Haciendo honor a la política de su partido, el asambleísta propone que se considere “una propuesta de factibilidad (del Cuerpo de ingenieros del Ejército) para una solución integral de la vía Guayaquil-salinas y su variación a Playas, con la construcción de pasos a desnivel, círculos de tráfico, pasos peatonales, señalización y una vía directa desde Santa Elena hasta el aeropuerto de Salinas”. Ya estamos hartos del Estado-empresario. Zapatero a tus zapatos, que el cuerpo de Ingenieros del Ejército se dedique a sus actividades militares y que no se inmiscuya en aspectos civiles.
El asambleísta termina su argumentación comentando que “el ministro, con la experiencia como accionista y representante legal de concesiones viales, sabe que no puede por la legislación de APP efectuar los cambios e incrementos de obras que se requieren…”.
Por otro lado, el artículo menciona estudios técnico-económicos de un colegio y universidad que determinarían que el peaje que se quiere cobrar es excesivo, y, además, destacan los problemas que se ocasionarían por el tráfico de camiones pesados del Puerto de Aguas Profundas. Sobre el peaje confío en que el ministro, con su experiencia en peajes, pueda determinar la justeza del mismo y no escuche a los que no quieren pagar un centavo y aspiran a todo gratis. Sobre el tráfico a Posorja, ya me he manifestado acerca de que el Gobierno debe diseñar y construir cuanto antes una autopista directa Guayaquil-aeropuerto de Daular-posorja, tal como financió y construyó las vías al aeropuerto de Quito.
Parece que hay muchos intereses que no desean que se concrete la concesión del mantenimiento de la vía a Salinas. Mientras tanto, esta sigue sin mantenimiento y destruyéndose ante los embates de una estación invernal rigurosa.