Un conteo a gota que demoró el traslado
Hasta pasadas las 23:00 de ayer, la mayoría de los recintos electorales de Guayaquil no entregaban el material escrutado
Apaso lento. Así se desarrolló el proceso de conteo de votos y entrega de materiales de los recintos electorales de la provincia del Guayas.
Hasta las 23:16 de ayer, el Comando de la Zona 8 de la Policía Nacional (que comprende las ciudades de Guayaquil, Durán y Samborondón) no tenía información del traslado de las actas en físico a la Delegación Provincial Electoral del Guayas, según lo confirmó la comandante Tannya Varela Coronel.
Como muestra un botón. Una fuente de la Armada Nacional indicó que de los 55 recintos electorales instalados en la parroquia Ximena, una de las más grandes ubicadas en el sur del Puerto Principal, apenas una había concluido con la entrega de actas, la que corresponde a la Ana Villamil Icaza. El resto tenía (hasta esa hora) entre un 30 y un 40 por ciento de actas escrutadas. La fuente consideró que, al menos, se tomarían hasta la madrugada de hoy para culminar esa labor.
Según Darwin Jarrín, comandante general de la Marina, en 72 horas aproximadamente estaría todo el material de las juntas receptoras del voto (JRV) en las delegaciones provinciales.
VOTO.
El calor fue uno de los principales inconvenientes que tuvieron que enfrentar los veedores políticos y los miembros de las JRV instaladas en el Colegio Nacional Vicente Rocafuerte.
Nelson León ya no sabía cuántas botellas de agua se había tomado durante la jornada, mientras estuvo al frente de la mesa 0021, instalada en el salón de actos.
De la enésima vez que cumplía con ese deber cívico, era la primera vez que le tocaba estar en un ‘sauna’, lo que se evidenciaba en su camisa mojada.
El bochorno, además del cansancio, provocó letargo en algunos, lo que incidió al final de la jornada. Mientras la mayoría acomodaba a paso lento las papeletas de cada dignidad, los integrantes de la mesa 0020 ‘cantaban’ voto a voto los resultados a la alcal- día de Guayaquil. Con un pequeño margen de diferencia revelaban una tendencia de los candidatos más opcionados al Sillón de Olmedo.
Esas preferencias electorales mantenían en expectativa a Elisa Caicedo y María José Aspiazu, quienes estaban como delegadas por las listas con mayor votación hasta ese momento. “Yo estoy feliz”, resumía María José, de 23 años. Era la segunda ocasión que participaba en un proceso electoral, enviada por su trabajo.
Igual lo hacía Elisa, una madre soltera de 33 años que, a diferencia de la joven, había acudido por necesidad. Ella esperaba que su candidato logre los votos para llegar a la alcaldía. Eso le representaría, por lo pronto, 20 dólares de paga y, quizás, un trabajo para poder mantener a sus tres hijos, menores de edad.