Reflexiones poselectorales
Ayer se efectuaron las elecciones para designar alcaldes, prefectos provinciales, consejeros, miembros de juntas parroquiales e integrantes del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social.
Todo evento electoral debe constituir una evidente demostración de altura democrática y de alta capacidad política por parte, tanto de los candidatos como de la ciudadanía. Esta aspiración que es justa y coherente, lamentablemente desapareció casi por completo durante el desarrollo y culminación de los comicios de ayer 24 de marzo. Hay diversas razones para que tal cosa haya sucedido.
En primer lugar, es inconcebible que se lleven a cabo elecciones de esta naturaleza sin que existan partidos políticos debidamente estructurados que le entreguen a la ciudadanía programas y propuestas serias orientadas a mejorar las condiciones sociales, económicas, de seguridad, de educación, de salud que anhelan las masas.
Y por el contrario, como se carece de líderes políticos porque no hay partidos o movimientos de verdad, aparecen candidatos “a millares surgir” que ofrecen lo que les sale del alma, sabiendo que mienten, pero que así actúan porque creen que el pueblo es tonto. Mas, están equivocados del medio a la mitad; luego, es insólito que se hayan presentado más de ochenta mil candidatos auspiciados por cerca de doscientos movimientos políticos o pseudopartidos.
Solo en Ecuador, país de los absurdos, se podrían haber visto, como se han visto, incongruencias como aquellas. Tenemos harta tela que cortar alrededor de estas
...luego, es insólito que se hayan presentado más de ochenta mil candidatos auspiciados por cerca de doscientos movimientos políticos o pseudopartidos...’.
elecciones.
Cualquiera que fuere el resultado final que arrojen las urnas respecto al Cpccs, organismo creado por “el espíritu de Montecristi” de manera perversa para que sea el que designe autoridades de control en el país de acuerdo con la voluntad del “dueño del poder”, debe desaparecer por voluntad popular, con apego a la Constitución (artículo 441), porque para nada sirve. Si queremos tener un país de verdad, actuemos con la mirada hacia el futuro.
Cuando las noticias locales hoy en día nos abruman con temas políticos que amenazan con quitarnos la paz y nuestro balance, los agricultores no pueden ser distraídos con promesas y quimeras irrealizables, por lo tanto, no permitan que la propaganda altere sus realidades y necesidades; jamás se olviden de que el agro es el más valioso sector que produce alimentos y que da de comer al país. Pensemos en el mañana con fiereza y firmeza por un momento, porque el destino del Ecuador está en nuestras manos. Son más de 4 millones de ecuatorianos viviendo en zonas rurales; hoy el peligro vive y está presente, pero depende de nosotros la elección de erradicarlo para el futuro.
Ing. Pedro Álava González