Un robot como compañía
Un humanoide de última generación se vuelve un amigo para los mayores
Su nombre es Zora. Puede que no parezca gran cosa. Tiene el aspecto de ser más un juguete bonito de última generación que una maravilla futurista, pero en realidad este robot es la base de un experimento en Francia para revolucionar la atención a los ancianos. Y funciona.
Cuando Zora llegó a Jouarre, una residencia de personas mayores cerca de París, empezó a pasar algo extraño: muchos pacientes desarrollaron un vínculo emocional con este ingenio robótico y lo trataban como a un bebé. Lo abrazaban, arrullaban y daban besos. Zora ofrecía algo muy valioso para un mayor: compañía, en un lugar en el que la vida puede resultar solitaria.
El enfermero que supervisa a Zora controla al robot desde su ordenador portátil. A menudo se esconde para que los pacientes no sepan que es él quien lo maneja. El ingenio puede mantener una conversación con los internos porque el enfermero teclea palabras en el portátil para que él las pronuncie. Algunos pacientes se refieren a Zora como “ella” y otros como “él”.
Zora no administra medicamentos, ni toma la tensión, ni cambia las sábanas. En Jouarre, algunos empleados son críticos con él y consideran que es una herramienta superflua que solo “mantiene entretenidos a los pacientes”, según Sophie Riffault, una enfermera.
Una compañera suya, Nathalie Racine, afirma que no dejaría que un robot alimentase a los pacientes aunque pudiese hacerlo. Los seres humanos no deberían delegar en las máquinas situaciones tan íntimas. “Nada podrá sustituir jamás al toque humano, a la calidez personal que necesitan nuestros pacientes”, asegura Nathalie.
La empresa belga, Zorabots, que proporciona el robot de Jouarre, asegura que ha vendido más de 1.000 unidades a centros de atención sanitaria en todo el mundo, incluidos los Estados Unidos, Asia y Oriente Próximo. “Tenemos que luchar contra la soledad de la gente mayor”, observa Tommy Deblieck, quien es consejero delegado de la empresa tecnológica Zorabots.
Dar a los robots más responsabilidad para cuidar de la gente en el ocaso de sus vidas puede parecer una posibilidad remota, pero muchos ya la consideran inevitable. La población de mayores aumenta sin parar. En 2050, el número de personas con más de 60 años llegará hasta los 2.100 millones, según Naciones Unidas.
Y esas cifras apuntan a una nueva crisis. Sencillamente no habrá suficiente gente para cubrir los puestos de trabajo que requiere la creciente asistencia sanitaria. Sus defensores sos- tienen que se debe crear una nueva tecnología para salvar la situación de los mayores.
El reto reside en crear máquinas capaces de realizar trabajos más complejos. No es lo mismo levantarle el ánimo a un paciente con una canción que prestar atención sanitaria. De momento, el hospital francés, que adquirió el robot con la ayuda de una donación caritativa, solo po-
EL DETALLE Costo. El valor económico del robot que acompaña a los adultos mayores, en España, ronda los 16.000 euros, es decir, 18.112,75 dólares americanos.
ne en marcha al humanoide Zora algunas veces al mes.
En Australia, un hospital que tiene un robot del mismo modelo que Zora, estudió su efecto en los pacientes y en el personal. Los investigadores descubrieron que mejoraba el estado de ánimo de algunos pacientes y les hacía participar más en las actividades, pero requería un importante soporte técnico. La experiencia del personal del hospital francés ha sido parecida.
“Trae un poco de alegría a nuestras vidas aquí”, comentaba Marlène Simon, de 70 años, a quien le realizaron una traqueotomía y que lleva en el hospital más de un año.