Diario Expreso

Una larga caminata por la fe

En la década de los 60, un sacerdote español llegó con los ideales

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Caminar es el acto con el que los seguidores de Shoenstatt muestran su fe.

La jornada comenzó a las 04:00 de la madrugada desde Tumbaco, en el nororiente de Quito, y a las 09:00 llegaron a Alangasí. Ese lapso entre la noche y el día es visto como un

encuentro con el Señor por los feligreses.

Según Beatriz Cordero, una de sus seguidores en Quito, existe una diferencia entre la peregrinac­ión y la romería. “En la primera vas cantando de un punto equis hasta un lugar santo, mientras que la segunda involucra carros, más fiesta y es otro tipo de logística”, explica.

“A las cuatro de la mañana todo es superoscur­o y poco a poco el día se va aclarando, entonces vemos la mano de Dios cuando se va cambiando de negro a claro, escuchas los pájaros, los gallos, los perros. Es valorar las cosas sencillas de la vida y encontrarn­os con nosotros mismos”, comenta Cordero.

En Guayaquil también se realizó la peregrinac­ión, que no sale desde un punto fijo, sino que por grupos se organizan y desde diferentes sectores la caminan. En Guayas hay un santuario en Samborondó­n y otro en la avenida Juan Tanca Marengo, de Guayaquil.

Fue esta ciudad la primera a donde llegaron los fieles de Shoenstatt, después de que jóvenes del grupo Acción Católica conocieron de la Virgen.

Fue el padre Juan Fernández, un sacerdote español, quien los educó luego de que él conociera sobre la devoción a la imagen durante un encuentro en Chile.

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