Con paseos turísticos Irak se propone salvar las marismas
El 2018 llegaron 18.000 turistas. Está en la lista del Patrimonio Mundial
Treinta años después de que Sadam Husein los privara de agua, los humedales de Irak atraen a turistas fascinados por paseos y pícnics en plena naturaleza. Es una nueva fórmula para volver a ser el Jardín del Edén de Mesopotamia.
Delante de una casa flotante, levantada con juncos y palmeras datileras, huele a pescado asado, mientras las barcas transportan a parejas o grupos de amigos para un paseo por las marismas.
“No pensaba encontrar un lugar tan bello y tanta agua en un país donde el desierto cubre la mitad del territorio”, dice Habib al Jurani, un iraquí que lleva décadas viviendo en EE. UU. “Para
mucha gente, Irak es solo violencia y terrorismo”, pero cuenta con cinco sitios en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco.
Las marismas del sur de Irak, entre los ríos Tigris y Éufrates, están entre los deltas interiores más grandes del mundo. Son Patrimonio de la Humanidad desde 2016 por una biodiversidad y riqueza histórica que se remonta a la antigüedad. A primera vista, nada parece haber cambiado en 5.000 años en un lugar donde, según la leyenda, estaba el Jardín del Edén bíblico.