Las chabolas ganan altura en las favelas
En los barrios pobres de Sao Paulo se construye de forma insegura
Las improvisadas chabolas que colonizan Sao Paulo se han reinventado. De las construcciones con planta baja o una altura que marcaron los inicios de estos arrabales se ha pasado a vertiginosas viviendas de hasta ocho pisos con paredes torcidas, ladrillo descubierto y planchas metálicas a modo de tejado.
Así ocurre en Heliópolis, la mayor favela de Sao Paulo, situada a menos de 10 km de su centro financiero, el más importante de América Latina.
La necesidad de habitar un espacio en una ciudad con un enorme déficit de viviendas ha impulsado estas polémicas autoconstrucciones
precarias, que van sumando pisos para acompañar el empuje demográfico en esta área metropolitana que cuenta con 20 millones de habitantes.
El nacimiento de un nuevo hijo, un pariente que regresa a casa o una separación sentimental son algunos de los motivos por los que los habitantes de la comunidad reúnen los materiales y, sin cualificación ni supervisión técnica, se ponen manos a la obra.
Cada ‘puxadinho’, nombre que reciben estos anexos informales al domicilio, cuenta la historia de una familia, lo que hace que no existan dos casas iguales en la favela más grande de Sao Paulo en superficie (alrededor de un kilómetro cuadrado) y la segunda en población (210.000 habitantes).