Los dos años que vienen
No se ha planteado, con la frontalidad requerida, nada sobre los ajustes que hacen falta. Ello debería tener alguna reacción por parte de los asambleístas pero, esperarla será esperar en vano.
De los mucho males que aquejan a la República, uno entre los mayores es la gran anemia cívica que aqueja al liderazgo nacional. Con todo lo que está pasando, ¿por qué no se escuchan las voces que obliguen a un comportamiento más serio en la dirección del destino nacional?
No puede ser que simplemente
se continúe como si nada afectase la vida del Ecuador. ¿Por qué se tolera tanto? ¿Por qué se convierten en cómplices de la inoperatividad del Gobierno los otros actores de la conducción del rumbo de la república?
Es imperdonable que los partidos políticos hayan abandonado su rol crítico y esa actividad quede confinada a la voluntad de quienes tienen espacios en los medios de comunicación colectiva.
Cierto es que los que vivimos son días de obligatoria unidad nacional y fomentarla es un fin patriótico irrenunciable pero, no se daña tan alto propósito, por el contrario se lo estimula, cuando el esfuerzo por salir del bache es un esfuerzo conjunto, prescindiendo de que se compartan o no todos los criterios del Gobierno.
Tampoco se trata de que el Gobierno acoja todos los criterios de quienes no comparten su manejo de la cosa pública, mas resulta que quedó en el olvido aquello de que la oposición es bienvenida porque actúa como consultor honorario de quien gobierna. ¿Por qué entonces,
No refleja el reciente Informe a la Nación, con la nitidez que haría falta, la crítica situación que vive la República’.
cabe preguntar, ciertos ministros de Estado, repudiados ampliamente por su gestión equívoca de importantes carteras del Gobierno, las mantienen, aunque provienen, en el ejercicio de ellas, del gobierno anterior, que tiene la triste unanimidad de ser reconocido como corrupto e ineficiente?
Ojalá fuese posible, con las rectificaciones que aquí se reclaman, construir para los días duros que vienen un auténtico gobierno de unidad nacional. La magnitud de la crisis lo reclama.