Dunning-kruger
Existimos dos tipos de personas. Aquellos sin empacho en decir bobadas en cualquier circunstancia y aquellos apenados de no siempre saber bien qué decir. Aunque parezca, ninguno de los dos caracteres son necesariamente idiotas.
Cualquiera que sea la validez de sus argumentos, la forma en que las personas los expresan pesa más en su credibilidad y en su aceptación que el contenido. Alex Todorov probó hace décadas que las audiencias creen en las personas por la forma de su cara más que por lo que dicen. En un pantallazo
de milisegundos queda determinada la credibilidad del candidato, fenómeno que explica el absurdo parecido entre los más exitosos políticos. Su tocayo Alex Pentland, analizando salas corporativas, descubrió en cambio que obtiene adhesión quien se expresa con consistencia acústica, sin cambios de ritmo ni silencios, independientemente del contenido del argumento.
En conclusión, puede uno ser bien pendejo y lucir convincente con un maxilar prominente, un cuerpo fornido y depurada elocuencia. Prueba es la decena de ex presidentes latinoamericanos con futuro y familias comprometidas por la corrupción, evidencia suficiente del grado de estupidez que no les impidió acceder al poder. No es cuestión de electorados ignorantes, pues en el hemisferio norte tampoco tienen mucho que enseñarnos al respecto.
Dicho esto, por encima de nuestras inexplicables limitaciones cognitivas -surreales, ¿no?hay algo probado también científicamente que nos permite determinar nuestro propio nivel de estupidez -o el de nuestro interlocutor. Se llama efecto Dunning-kruger y
En conclusión, puede uno ser bien pendejo y lucir convincente con un maxilar prominente, un cuerpo fornido y depurada elocuencia’.
tiene una medida muy concreta, que nos invita a la introspectiva.
Dice así: las personas más competentes subestiman sistemáticamente su entendimiento o habilidad, mientras las personas incompetentes sobreestiman sus capacidades. La duda y el autocuestionamiento, en resumen, son todo menos signo de ignorancia. De allí el viejo dicho: el hombre sabio cuando calla dice más que el tonto cuando habla. Agrego yo: si errar humano es, ¿quiénes son esos seres tan seguros de su comprensión de este complejo mundo?