La solidaridad
Estoy viviendo en estos días, en Guayaquil, una maravillosa experiencia humana y renovando mi compromiso y mi adhesión a los principios universales de “la liberté, la égalité y fraternité”. Principios que nos ha legado la Francia eterna.
Está de visita mi gran amiga francesa durante mis estudios de Psicopedagogía en ese país en los años 60. Hoy viene, ya viuda, con dos de sus hijos y sus nietas. Uno de sus hijos, adoptado durante la sanguinaria guerra de Ruanda Burundi, de padre francés y madre africana, es un exitoso profesional también en el campo de la Psicopedagogía al norte de Francia, habiendo, además, creado una escuela en Ruanda que mantiene con donaciones. Su hermana es una destacada experta en tecnología, de origen vietnamita, a quien mi amiga y su esposo adoptaron también durante esa otra cruel guerra. Está acompañada de su esposo, encantador francés que se dedica a los negocios, y de sus dos maravillosas hijas. El reencuentro con ellos me ha retrotraído a esos años de París, y a pensar una vez más en el valor de “la fraternité” -que asocio estrechamente con “la solidarité”-,
pues hoy por hoy son una linda y armoniosa familia que aporta a la sociedad con su trabajo, con su imaginación, con su afecto y con su enorme solidaridad. Mientras recorremos las calles de Guayaquil, voy pensando que luego de la barbarie y de la violencia siempre existe la esperanza de reconstruir lo mejor de nosotros mismos como género humano.
Las tragedias y los posibles milagros se reproducen ante nuestros ojos todos los días, como la angustia de nuestros hermanos venezolanos, batallando en las calles con sus pequeños hijos para lograr vender una flor, un caramelo, un chicle y sobrevivir hasta conseguir un trabajo estable.
¡Qué contrasentido el del extremismo, de izquierda o derecha, poco importa, llevado a ultranza, que pierde el pulso de la realidad!
Estas imágenes de mujeres, niños y hombres con miradas agudas y traspasadas de dolor o derrota, irrumpen en nuestra supuesta estabilidad y tranquilidad… Sí… ese vago sentimiento de incomodidad es “la solidarité” que está llamando a nuestra puerta…