Policía: “Tenemos indicios de quiénes ponen las bombas”
La Fuerza Pública evita dar nombres hasta terminar la investigación ❚ El rector dice que antes no había explosiones porque todos estaban en el mismo grupo
Los nombres aún no se revelan, pero ya hay indicios de quiénes son los autores de las explosiones que se han registrado en los últimos meses, en los predios de la Universidad de Guayaquil.
Así lo aseguró ayer el coronel Carlos Mera, comandante de la Policía, encargado de la zona 8 (Guayaquil, Durán y Samborondón), quien dispuso que se intensifiquen los controles en los predios del centro de estudios, luego de la explosión de un nuevo artefacto ocurrido la noche del jueves pasado, en la parte posterior del edificio donde funciona el rectorado. La detonación causó daños en los ventanales.
Mera confirmó que se trata s del mismo material explosivo usado en los cinco atentados anteriores. “Tenemos indicios de quiénes estarían tras los ataques, pero no revelamos los nombres para no entorpecer las investigaciones que siguen su marcha”, manifestó el uniformado.
En lo que va del año, son seis las explosiones registradas en la universidad. Cuatro de ellas han sido de gran poder, lo que sale de la delincuencia común y constituyen atentados terroristas, asevera Roberto Passailaigue, presidente de la
Comisión Interventora y Fortalecimiento Institucional (CIFI) y rector de la entidad.
“La Fiscalía General del Estado y la Policía Nacional son los organismos competentes para efectuar las investigaciones y determinar posibles autores materiales e intelectuales de los atentados terroristas. Esperamos que su trabajo coordinado dé pronto resultados; y una vez que se capture a los responsables, que los jueces cumplan su deber y no los liberen”, acotó.
Passailaigue reconoce que en la institución es fácil poner bombas como lo es robarse los carros y los accesorios de los parqueaderos; asaltar a los estudiantes, profesores y trabajadores; vender drogas, sustancias estupefacientes o psicotrópicas o utilizar los predios para ocultarse de la Policía luego de asaltos a sus alrededores.
“La diferencia es que en los últimos años no ponían bombas porque esas fuerzas oscuras formaban parte de la corrupción interna y cuotas políticas. Ahora ellas quieren causar daño y terror para que la CIFI y el rector en funciones renuncien, para volver a secuestrar a la universidad bajo el camuflaje de querer autonomía y cogobierno”, añadió.
El vicepresidente de República, Otto Sonnenholzner, estuvo en el centro de estudios para conocer los daños. Anunció que se dará protección especial a los integrantes de la CIFI. “Esto refleja que la universidad ha estado tomada por gente mafiosa. Los interventores están tocando intereses de gente peligrosa y tenemos que darles protección a ellos. Hemos avanzado en las investigaciones y cada acto que hacen nos acerca más”, manifestó.
También informó que a la universidad se le ha asignado 30 millones de dólares, adicionales de su presupuesto, para que afronte sus necesidades, entre ellas, la seguridad.
Los directivos de la alma mater han pedido al Ministerio de Finanzas que cancele los 17 millones de dólares que les adeuda, con lo que podrán en marcha el plan emergente de seguridad integral.
Este comprende el cerco de control de ingresos y salidas, con plumas para autos, torniquetes, puertas para personas con necesidades especiales; un anillo de fibra óptica para transmisión de voz y datos; cámaras de control y vigilancia, e iluminación en calles y plazas, entre otras. “Hemos aplicado medidas que están al alcance de nuestra gestión”, agregó.
Al momento, 50 uniformados recorren la ciudadela Salvador Allende. Lo hacen a pie y en bicicletas.
No obstante, estudiantes y docentes están preocupados por la inseguridad que allí reina. Ellos quieren que se apliquen medidas inmediatas que resguarden su integridad.