Una familia no deja morir la tradición ladrillera en Quito
Antiguamente para la elaboración de ladrillos se utilizaba la paja del páramo ❚ El lodo era pisoteado con los pies limpios y una vez listo se lo ubicaba en los moldes
Wiliam Villamarín y María Quishpe son una pareja de esposos que comparten madrugadas de arduo trabajo. Soportan los intensos fríos de las noches y el amanecer, pues juntos se dedican a la elaboración de ladrillos; producen miles a la semana.
La madre de familia recuerda que desde niña empezó a trabajar en el oficio con sus padres, en su natal Chambo, provincia de Chimborazo.
“Recuerdo que con mis papacitos hacíamos los ladrillos pisoteando por varias horas el lodo para que se mezcle con la paja del páramo que los hacía resistentes”, dijo María.
A sus 57 años, la señora es experta en su trabajo, distribuye hábilmente con sus manos el lodo ya preparado en un molde de madera, del que saldrán moldeados diez ladrillos. “No utilizo guantes, me estorban, así a mano limpia me acomodo mejor”, comenta la mujer, quien junto a su cónyuge, desde las 04:00, vigilan el horno para que se mantenga al rojo vivo.
“Tenemos que estar atentos para que el fuego ‘abrace’ a todos los ladrillos y la candela vaya dando el color a todos por igual”, acotó la mujer.
Hace 29 años, cuando conoció a Wiliam, el hombre de su vida, y conformaron un hogar, tuvo que emigrar a Quito, en don
de él trabajaba como carpintero.
Con el pasar del tiempo, los dos se pusieron de acuerdo y decidieron poner manos a la obra en la construcción de ladrillos, lo que se convertiría en su sustento diario familiar.
Arrendaron un terreno en el sector de La Ecuatoriana, zona del Camal Metropolitano, sur de Quito, donde lo primero que hicieron fue construir un gran horno para ‘cocinar’ aproximadamente 8 mil ladrillos, que es su producción mensual. Quedan ‘doraditos’ y listos en 36 horas de intenso fuego.
Volquetas de tierra, aserrín, cementina y agua, son los elementos necesarios para la construcción del material, que es muy solicitado, especialmente para edificar los primeros pisos de una vivienda.