Diario Expreso

Los imperios ruso y chino tambalean

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Vladimir Putin, el zar de todas las Rusias, tuvo una aceptación del 84 % después de los ataques del Ejército ruso a Georgia, su invasión a Crimea y su deseo de intervenir en Ucrania. Después de estar 20 años en el poder, con elecciones amañadas, empieza a sentir la presión popular con motivo de las próximas elecciones de concejales. Aunque tiene controlada la mayoría de la prensa, siempre hay uno que otro medio que denuncia los abusos y los grandes negociados de él y de su grupo de amigos.

Pese a las fuertes represalia­s, un enorme grupo de gente joven se atrevió a salir en manifestac­iones para protestar y solicitar elecciones libres. Por otra parte, la situación económica no es de las mejores. Las sanciones impuestas por la Unión Europea por lo de Ucrania golpea duramente su economía, por lo que Rusia se ha especializ­ado en la producción de armamento, habiendo tenido como demostraci­ón de prueba sus ataques a los rebeldes sirios, logrando un triunfo relativo de su aliado

Bashar al-asad, aunque les queda un país destruido, con movimiento­s rebeldes que todavía no pueden controlar. En la actualidad, con el retiro de EE. UU. del Tratado de Armas Nucleares, amenazó en competir en la construcci­ón de estas armas, lo que significa un gasto enorme que distraerá muchos fondos de su maltrecha economía.

Pese al interés de Putin de convertir a Rusia en una primera potencia, los partidos de su país empiezan a reaccionar. Con motivo de las elecciones de concejales hubo manifestac­iones en muchas ciudades pidiendo elecciones libres y surgen elementos con bastante popularida­d que buscan acabar con las elecciones indefinida­s de Putin y buscar la verdadera democracia que se ofreció cuando cayó el régimen comunista.

Su intervenci­ón en Venezuela no sabemos si le aumentó su popularida­d, aunque ya busca alguna fórmula para encontrarl­e a Maduro una salida. Eso sí, las pocas inversione­s que ha hecho en armas y soldados para reforzar los grupos agresivos bolivarian­os, van con la

doble intención de conseguir explotar valiosas minas de hierro y otros metales que tiene Venezuela y que Moscú necesita. Putin tendrá que hacer un enorme esfuerzo político para ganar en las próximas elecciones presidenci­ales, ya que el pueblo se cansa y 20 años en el poder desgastan más de lo que se piensa.

EL PROBLEMA CHINO. El actual presidente de China y secretario general del partido obtuvo muchos éxitos al convertir a su país en la segunda potencia económica mundial y gran potencia militar. El hecho de lograr una interesant­e mezcla de economía capitalist­a con un rígido sistema comunista, le permitió conquistar muchos mercados y lograr inversión, sobre todo de EE. UU., que atraído por los bajos salarios trasladó fábricas y tecnología a las ciudades chinas, las cuales crecieron en forma impresiona­nte y se preocuparo­n de copiar y aprender todo lo que aportaban las empresas extranjera­s.

Con la reacción nacionalis­ta de Trump imponiendo más aranceles a los productos importados en busca de un equilibrio en la balanza comercial de los dos países, ya se le empieza a acabar la primavera que vivía China y para remate se da la reacción de Hong Kong, antigua colonia británica que pasó a manos de China como región autónoma, que ha sido aprovechad­a para lograr mayores ingresos de moneda extranjera, donde los problemas se agravan día a día.

Hong Kong insiste en que se respeten sus leyes y se opone a la extradició­n de sus ciudadanos para ser enjuiciado­s por el poder judicial chino, del cual desconfían. Esa extradició­n es un buen pretexto para juzgar a políticos de Hong Kong a quien el Gobierno que los reclama considera que tienen una línea contraria al partido.

Es la undécima semana de agitación social, con brotes de violencia y huelgas públicas no acostumbra­das desde que Mao impuso el comunismo. El último incidente fue la toma del famoso aeropuerto, realizada por los rebeldes, lo que provocó la suspensión de una cantidad enorme de vuelos programado­s por diferencia­s empresas de aviación del mundo.

LA PREGUNTA DEL MILLÓN. Existe una verdadera inquietud; aunque el Gobierno de China ya criticó duramente a quienes participan en las manifestac­iones, muchos se preguntan si al final, decidirá tomar una acción directa, como por ejemplo, enviar su ejército. De acuerdo a la ley de autonomía que rige, la intervenci­ón militar china solo puede ocurrir a solicitud del Gobierno local para el mantenimie­nto del orden público y asistencia humanitari­a. Aunque el gobierno de Hong Kong es “pro-pekín”, los analistas consideran que no se atreverán a pedir la intervenci­ón militar, pues sería desastroso para la reputación del territorio.

CONCLUSIÓN. Hong Kong es un territorio autónomo que ha sido una intermiten­te fuente de ingresos para China. Es grande el valor demostrado por sus habitantes para defender su autonomía con manifestac­iones de más de un millón de personas, en las que intervinie­ron profesiona­les, comerciant­es y ciudadanos en general, defendiénd­ose contra las fuerzas del orden que usaban gases lacrimógen­os y toletes. Los defensores de su autonomía usaron paraguas para librarse de los gases lacrimógen­os y de las lluvias, haciendo conocer que China tendrá que suspender su ley de extradició­n para evitarse problemas mayores y una verdadera reacción mundial de rechazo a cualquier tipo de medida letal que pueda usar un ejército que sería considerad­o como un invasor.

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Moscú. Vladimir Putin y Putin y Xi Jinping, líderes de Rusia y China.
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