Correr para ganar cancha
El fútbol americano, un deporte poco conocido en la cultura deportiva nacional, se abre espacio. Cuenca fue la cuna de una liga que ahora agrupa a 11 equipos.
Corría el año 2009 y en el Parque Público de la ciudadela Álvarez, en Cuenca, un empedernido aficionado del fútbol americano daba sus primeros tackles sobre ese campo improvisado para sembrar una nueva disciplina deportiva, mayormente, ignorada en el Ecuador.
Al principio eran seis jóvenes pasándose la pelota e intentando entender este deporte, pero solo para uno, Robin Ramos, no era un pasatiempo, era más bien un sueño cumplido, una pasión que lograba practicar en un país en el que el fútbol americano no existía.
“El tema del fútbol americano era nulo aquí, no había dónde practicarlo. Ningún otro deporte me atraía y empecé a practicarlo por verlo en películas, en la TV. Quise entrenar, pero no había dónde”, explicó Ramos a EXPRESO.
La iniciativa de Ramos no iba a quedar solo en partidos esporádicos en el parque y empezó a hacer un scouting con su afán de construir el primer equipo del país: Cóndores de Cuenca.
Ramos soñaba ser quarterback, pero el objetivo de fomentar este deporte lo obligó a hacer multifacético. “Leía del deporte, tenía un coaching online y me fui preparando. Yo quería ser quarterback, pero me tocó ser pasabola, entrenador, todo”, relata.
Pero a la par del movimiento en Cuenca, en la capital, un grupo de amigos formaba Lobos y entre ambas instituciones se protagonizó el primer juego de fútbol americano en el Ecuador.
“Fue aquí en el estadio de Paccha (Cuenca) y jugamos con indumentaria cualquiera de fútbol, camiseta pantalón, polines. Pero con las reglas del fútbol americano de 9 contra 9”, agregó.
Con Lobos y Cóndores constituidos, algunos miembros se apartaron de estos clubes y empezaron a crear otros equipos, que aunque a priori parecería una división negativa, fue favorable para seguir convocando adeptos.
A finales de 2015, se organizó el primer cuadrangular en Quito, y alquilaron por dos días el Complejos Deportivo El Sauce (que le pertenece a El Nacional) con la participación de Lobos y Berserkers de Quito, Cóndores de Cuenca y Colorados de Santo Domingo, quienes se quedaron con el trofeo.
A partir de allí, la fiebre se empezó a propagar alrededor del país.
Diego Mantilla, entonces con 14 años, junto a Juan Andrés Carvajal crearon en abril del 2015 los Caimanes de Guayaquil. El nombre salió tras una votación y el equipo se forjó tras los fallidos intentos de Eagles y Piratas, dos proyectos que nunca terminaron de consolidarse.
Para 2016 se creó la Copa Mitad del Mundo con partidos en diferentes ciudades del Ecuador y se empezó a tomar el deporte con mayor seriedad, al menos, por el gremio de estos fanáticos.
Una complicación que superaron fue la de los árbitros. Normalmente son siete por partido y miembros de equipos se capacitaron para hacerse cargo de este rol. Se dirigen entre rivales, nunca de los equipos en disputa.
“El crecimiento del fútbol americano ha sido grande, pero también hay situaciones complejas que nos toca adaptarnos”, explica el presidente de la Federación de Fútbol Americano de Ecuador, Fausto Ramírez.
Fomentar la disciplina ha sido remar contra corriente, desde encontrar los lugares propicios para entrenamientos, conseguir implementos adecuados, hasta conseguir apoyo económico y mediático para difundir el deporte.
Caimanes, hoy, tiene lugar fijo donde entrenar, pero antes, como otros equipos, iniciaron en parques públicos. Parque Samanes fue su primera casa, pero guardias de seguridad dan prioridad al fútbol y les pedían que se retiren. Mientras que del Estado aún no pueden recibir ayudar por no tener a su federación legalmente constituida.
De los 11 clubes existentes, solo uno -Colorados- está legalmente constituido, pero una de las metas de esta lucha es que todos los clubes logren esa figura.
Otro objetivo es terminar de formar a la selección ecuatoriana de fútbol americano e igualar a sus pares de Sudamérica, Argentina, Brasil, Chile, Colombia y Uruguay. De hecho, está confirmado un duelo contra los cafeteros en marzo del 2020.
Aunque la rivalidad es tenaz en el campo, este “deporte de caballeros”, como ellos lo nombran, se une en busca de espacio y notoriedad en el país.