Una “equivocación delirante”
Así calificaba el partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del COMÚN-FARC, comprometido plenamente con la paz en Colombia, en su comunicado del 29 de agosto al video de Luciano Marín, alias Iván Márquez, segundo comandante de las EX-FARC y negociador de los acuerdos de La Habana, donde comunicaba “su retorno a la lucha armada ante la traición del Estado a los acuerdos de paz”. Si bien la deserción era algo que se esperaba por parte de Marín, no se puede dejar de reconocer que su declaración bélica preocupa a la sociedad como a la comunidad internacional, particularmente a los países vecinos. Ante esta situación vale aclarar algunos elementos de la coyuntura: 1.Las FARC se disolvieron totalmente como consecuencia de la suscripción de los acuerdos de paz y la entrega de las armas, pero en todo proceso de pacificación hay disidencias armadas que se conforman en bandas criminales, en este caso vinculadas al narcotráfico, que hace imposible, por el momento, su reconstitución, y por la territorialidad hegemónica expresada por estas bandas y el propio
ELN, sino recordemos lo sucedido con la banda del abatido Negro Guacho en Nariño y su reemplazo por “Los contadores”, provocando desplazados. 2.- Innegablemente ha habido incumplimientos y lentitud por parte del Estado, particularmente al finalizar el gobierno de Santos, al no realizar cambios institucionales para el financiamiento de los programas propaz, y por la oposición política a los acuerdos por parte del gobierno de Iván Duque, títere del halcón Álvaro Uribe, que por todos los medios ha intentado boicotear con objeciones la ley estatutaria de la Jurisdicción Especial para la Paz- JEP, que fueron rechazadas por la Corte Constitucional y el Congreso, o apoyando las marrullerías ilegales de la DEA, rechazadas por la Corte Suprema, entre otros casos. Pero los incumplimientos no pueden responderse con otros incumplimientos.
Señala María Jimena Duzán, analista de la Revista Semana, citando al nobel Thomas Mann, que “la guerra es solo un escape cobarde al problema de la paz”; en este sentido Marín se ha alineado y oxigena al uribismo extremista.