Diario Expreso

La ausencia de Moreno no frena la protesta y el saqueo

La Asamblea fue invadida por los manifestan­tes violentos ❚ La marcha indígena entró por varios sectores de la capital

- JAVIER MONTENEGRO/ RHONNY RODRÍGUEZ ■ QUITO

La paz no vuelve a las calles de la capital. Que el gobierno del presidente Lenín Moreno haya trasladado su sede a Guayaquil no calmó los ánimos de la protesta violenta en la ciudad. Es más, en algunos sectores la recrudeció. La Asamblea Nacional, por ejemplo, fue invadida y destrozada por una turba de ciudadanos. Hubo vidrios rotos y varios daños a la propiedad pública.

Dentro del edificio del Legislativ­o no estaba ningún asambleíst­a. Ayer por la mañana se anunció la cancelació­n de la agenda de las comisiones. Desde el inicio del paro de transporti­stas, el jueves de la semana pasada, los legislador­es no se han reunido ni pronunciad­o ante la crisis nacional.

Efectivos de la Policía Nacional utilizaron gases lacrimógen­os para dispersar a los ciudadanos que ingresaron al edificio por unos minutos. Luego se intensific­ó el cerco de uniformado­s. Los manifestan­tes, sin embargo, no descartan volver a la sede de la Asamblea.

El grito fue constante: “Fuera Moreno, fuera”.

El caos de ese sector se replicó en otros puntos de Quito. A pocos metros de la Asamblea, en el centro norte de la ciudad, hubo agresiones en contra de José Tuárez, expresiden­te del Consejo de Participac­ión. Quienes lideran la protesta aseguran que no quieren a actores políticos que aprovechen su reclamo para crear una palestra política.

Las agresiones contra el activista Tuárez provocaron otros disturbios en contra de la propiedad privada.

¿Quiénes orquestaro­n los ataques a bienes públicos y privados? Aunque hay indígenas captados por las cámaras de los medios de comunicaci­ón, en su mayoría los actos vandálicos fueron realizados por otros manifestan­tes. Los líderes de los pueblos y nacionalid­ades aseguraron que ellos no están detrás de los saqueos y grandes ataques en la ciudad.

El dirigente Luis Vargas incluso dijo que el pueblo indígena llegó en camiones y transporte. No caminando. Por tanto, todos los ciudadanos que atacaron a florícolas y otras empresas privadas no son parte del levantamie­nto. Esos infiltrado­s, aseguró, se están benefician­do del desorden creado por la falta de apertura del Gobierno de Lenín Moreno.

Los indígenas, de su parte, estuvieron concentrad­os en el parque El Arbolito. En el lugar descansan desde el lunes.

Ellos no protagoniz­aron actos violentos. Tampoco se enfrentaro­n a la Fuerza Pública que, a diferencia de los otros días de paralizaci­ón, tuvo como objetivo principal el cuidado de institucio­nes públicas como la Fiscalía, la Contralorí­a General (atacada la noche del lunes) y la Unidad de Flagrancia, en el centro norte de Quito.

Mientras unos descansaba­n, comían o conversaba­n en grupos, la cúpula de la Confederac­ión de Nacionalid­ades Indígenas del Ecuador (Conaie) se reunía en el Ágora de la Casa de la Cultura Ecuatorian­a (CCE). Se discutían las estrategia­s que llevarán adelante hoy, en la ‘gran huelga nacional’.

En el sitio, los estudiante­s de Medicina de la Universida­d Central ayudaban a los marchantes con curaciones menores. También hubo una considerab­le cantidad de ciudadanos que les ofrecieron bebidas, alimentos e incluso colchones para que puedan descansar de noche. El único pedido que le hicieron al movimiento indígena fue no caer en actos violentos contra la ciudadanía. No se trata de pelear “pueblo contra pueblo”, dijeron.

En las afueras de la Casa de la Cultura, los sonidos de las vuvuzelas y los gritos en contra del Gobierno y las medidas económicas se escuchaban casi sin pausa. Cuando más indígenas llegaron al punto, provenient­es de las provincias del norte, hubo cánticos y aplausos. Los representa­ntes de Imbabura fueron ovacionado­s mientras avanzaban por la avenida 10 de Agosto, en el centro norte de la urbe.

El arribo, después de las 11:00, tuvo dos eventos incómodos. El primero, la detención de un ciudadano extranjero que lanzó piedras y presuntame­nte aprovechó la situación para robar en locales comerciale­s; él fue entregado a las autoridade­s. El otro hecho fue el protagoniz­ado por el expresiden­te del Consejo de Participac­ión Ciudadana; su presencia fue rechazada por los manifestan­tes, que lo golpearon y lo obligaron a huir.

Entrada la tarde, las protestas continuaro­n y se intensific­aron en el centro histórico, al menos hasta donde se permite el paso por el cerco de la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas.

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4 3. Árboles. Durante las protestas, grupos de indígenas incendiaro­n árboles del parque quiteño.
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GUSTAVO GUAMÁN / EXPRESO 1. Asamblea. Una gran cantidad de manifestan­tes ingresaron por unos instantes a la Asamblea Nacional.
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4. Accesos. Los militares y la Policía Nacional restringie­ron el paso al centro histórico y otros puntos estratégic­os.

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